Locales | 17 Ago A partir de un chasis Aclo fabricado en 1962, primeramente carrozado como ómnibus y posteriormente convertido en casa rodante, Juan Molina y su esposa Ema recorren el país. Por motivos de salud Juan --originario de Rocha pero vinculado desde hace tiempo a Carmelo--, que trabajaba como vendedor y representante, decidió vivir en una casa rodante, para evitar de esa manera los traslados permanentes, luego de cada gira, desde el punto en que se encontraba al lugar donde se hallaba su casa.
“De esta manera”, dice Molina, “me traslado en la propia vivienda rodante, acompañado por mi esposa. Esto me facilita mucho cumplir con mi trabajo”. Agrega que “hace poco que compré esta casa rodante. La dejé tal cual estaba. Es cómoda y, además, el chasis impulsado por un motor Mercedes 352 diesel responde siempre”.
Está pintada en tonos blanco y celeste, y en sus laterales luce sendos murales del tipo paisajístico. En la parte delantera de los laterales de la carrocería se observan dos de las ventanillas originales, en tanto hacia atrás se aprecian otras ventanas ya comprendidas en la línea de la casa rodante.
El espacio interior está bien diagramado.
Inmediatamente detrás de las butacas para conductor y acompañante se ubica un espacio que hace las veces de escritorio, sala de estar y comedor.
Luego viene un pasillo, la cocina con heladera, pileta, dos calefactores, un living, placares, baño y al fondo el dormitorio. Todo revestido en madera, con moquette y cielo raso, elementos que hacen a la pulcritud del ambiente.
Tiene generación propia de luz eléctrica de 12 voltios. Asimismo, vale citar que en el exterior, sobre el lateral derecho se ubica debidamente adosado, para extenderlo luego, un toldo de lona y las dos barras que le hacen de soporte.
En suma: vivienda y medio de transporte.