Locales | 14 Ago Seguramente uno de los momentos más importantes para cualquier estudiante es el instante en que reciben las calificaciones. Ello permite conocer a ciencia cierta cómo avanza el año lectivo. Las expectativas que ello genera cambia de acuerdo al escenario. En este caso relataremos ese momento tan especial, que en la mayoría de los casos no es tan diferente a lo que ocurre en otras escuelas del departamento.
Cuando visitamos la Escuela 85 “Juan Carlos Henderson” de Cañada del Pueblo, pudimos observar cómo son esos minutos en los que la maestra entrega a sus alumnos las calificaciones. Acontecimiento que ocurre en un breve acto en que los destinatarios aguardan expectantes.
Ansiedad e intriga. Expectativa y temor. Emociones encontradas y cierto revuelo que motiva que los niños se muestren impacientes al momento de recibir los carné de calificaciones. Mientras algunos saltan como pulgas y corren presurosos a mostrarle a mamá y papá sus buenas notas, otros solo quieren que el reloj se detenga por un buen rato. Y seguramente se las ingeniarán para que el regreso a sus respectivos hogares lo más lento posible, para que les permita idear alguna pícara ocurrencia que les permita pasar de la mejor forma algún que otro rezongo, haciendo frente a la situación. Aunque los números hablarán por sí solos y no habrá manera de tapar el bajo rendimiento. En ese momento tan especial, algunos gurises corren de un lado a otro con el boletín en mano diciendo a viva voz lo contentos que se sienten, mientras otros se muestran reservados, hasta que uno de sus padres o familiares ve cómo le fue.