Locales | 23 Ago Cada mañana en una escuela de nuestra ciudad, alguien en forma anónima para muchos, da a nuestros niños el mejor de los regalos: su dedicación y su amor. A un grupo de madres, testigos de este hecho poco común hoy en día, nos pareció bueno agradecerle de esta manera y hacer público su ejemplo de amor, ya que las cosas buenas también hay que darlas a conocer.
Charo para algunos, Charito para otros, es la misma persona que desde su lugar de auxiliar, contribuye en lo más digno y simple que es dar con una sonrisa, cariño sin excepciones a cada niño que concurre y ha concurrido a esta escuela.
Reconforta ver cómo los alumnos son receptores de este afecto y ver que aún ex-alumnos llegan a la escuela a darle un beso a su amigo Charo, manteniendo ese lazo de amistad que una vez los unió y los une. Hay algo que todos sabemos, los niños y los adolescentes no fingen el amor cuando quieren de verdad, son auténticos y claro está que Charo ha sembrado verdadero amor en todos ellos y cada día lo cosecha, con cálidos abrazos, con palabras afectuosas, con consejos dados desde el corazón. Entonces en el Día del Niño, te regalamos esta carta para retribuirte en algo todo lo que tú les das.
Gracias por ser parte de la infancia de nuestros hijos. Seguro es que cuando todos sean adultos, recorrerán el patio de la escuela en su memoria, y allí estarás tú con tu andar ligero, solucionando situaciones del momento, con tu sonrisa franca y espontánea, sirviendo el desayuno, el almuerzo, regalando calidez y alegría. Formarás parte de sus buenos recuerdos, por tus actitudes tan humanas cuando eran niños. Por todo eso y más: Gracias, Charo.
1º A - Escuela Nº 42