Paysandú, Sábado 29 de Agosto de 2009
Locales | 23 Ago Hay un proyecto de ley que fuera aprobado en Senadores sin los votos del Partido Nacional, que busca agilizar los trámites de adopción; prevé en uno de sus artículos la posibilidad de que puedan adoptar niños las parejas unidas por concubinato, sin distinguir si esa pareja está formada por personas del mismo sexo, siempre que cumplan los requisitos legales. Lamentablemente dicho proyecto ha sido votado, afirmativamente, en Comisión de la Cámara de Diputados.
Se han generado debates tanto en el Parlamento como en organizaciones sociales, y el Partido Nacional -al igual que quien suscribe- entiende que la homosexualidad es real y que debe ser aceptada en la medida de su presencia en la sociedad, a través del respeto y la tolerancia.
Pero mi oposición radica en el temor que la influencia de ese entorno familiar atípico pueda causar en el equilibrio sexual del niño afectado.
Personalmente considero que se vulneran, a priori, los derechos de ese niño en cuanto a que desde el inicio, se lo somete a un entorno que no es el más adecuado. Desde el momento en que dos personas del mismo sexo no pueden engendrar vida, su unión puede ser muy profunda pero no es natural. Concluyo que ese ejemplo de vida presentado cotidianamente no generará una apreciación de la vida sexual acertada por quien la experimente.
Para el director del Instituto de Sicología y Siquiatría de Montevideo, Alex Lyford Pike, el niño presenta tres etapas en su crecimiento: en la primera es un mero espectador de lo que acontece a su alrededor, en la segunda pasa a ser actor e “imita aquello que observa”, y en la tercera actúa como actor de su propio comportamiento a partir de lo que ha incorporado.
Este profesional es también miembro de la Asociación de Siquitría de Hardvard, y señala que el niño observando e imitando integra los modelos, dado que es el principal mecanismo de aprendizaje que tiene.
En su opinión el niño adoptado por padres homosexuales va a tener una confusión porque no va a poder ver modelos claros de varón y mujer; eso le va a afectar en el aprendizaje de las relaciones y de la diversidad entre hombre y mujer cuando tenga que formar su propia pareja. Enfoques similares maneja el libro “Argumentos contra la adopción por homosexuales” de la licenciada en sicología española Marta Videla. La autora invoca su experiencia de tres décadas en el tema y asegura que los hijos de parejas homosexuales tienen “graves cuadros sicosomáticos, patologías inmunológicas y cuadros sicóticos o fronterizos”.
Con la aprobación en Comisión de Diputados, lamentablemente se excluyen además, personas que a pesar del equilibrio y guía que pueden representar para esas criaturas necesitadas de amor, no son consideradas aptas por no tener pareja.
Esta situación es un claro ejemplo del desconocimiento de la realidad del Uruguay por parte de este parlamento frenteamplista, ya que las familias monoparentales existen en gran proporción en nuestra sociedad.
Dra. Patricia Vásquez Varela, edila Lista 36 Partido Nacional
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