Locales | 30 Ago ¿Nuevo Mercosur con viejos problemas?
Aristóteles decía que “La realidad es la única verdad”; en el Mercosur solo nos llaman  para firmar, para la foto y  de vez en cuando, nos usan  como rueda de auxilio. Mientras “no pinchen” seguiremos guardados en el baúl. 
Cualquier negociación futura con nuestros socios del Mercosur (salvando a Paraguay) partirá del presente y como tal; estamos en desventaja. Por eso el planteo de “un nuevo Mercosur” es una utopía solo perseguida por la necesidad de cambio que tenemos los uruguayos y no porque realmente exista un espacio para hacerlo. A manera de ejemplo vemos cómo Paraguay siendo dueño de la mitad de electricidad en las represas de Itaipú y de Yaciretá, no le puede vender a un tercero la energía que le sobra (95% de ambas), la que Brasil y Argentina haciéndole un favor se la pagan a menos de un tercio de su valor. 
Agosto 22/ 2009 diario Infobae (Argentina):  Venezuela  y Argentina crean una empresa de transporte fluvial, servirá para “el transporte de alimentos e hidrocarburos por el eje fluvial conformado por Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia”, señaló PDVSA. “Fluviomar aportará el conocimiento y las embarcaciones necesarias para que se concrete el intercambio de energía, como crudo, diesel y naftas, y de alimentos -soja, carne, arroz y otros insumos-, entre Venezuela y los países del Sur de la región”, indicó PDVSA. El río Uruguay, ¿será un canal secundario del puerto de Rosario (Argentina)? 
 En la ultima reunión del Mercosur, Argentina justificó su actitud (barreras comerciales) como forma de afrontar la crisis económica mundial.  Brasil se sumó a las críticas uruguayas y paraguayas, mientras nos puso en “la máquina de ablandar” (leche en polvo y otros). Como decía Wiston Churchill,  en política exterior no hay amigos ni enemigos, solo intereses. ¿Cuáles son los nuestros?, ¿cuáles son los de ellos? y ¿cómo los compatibilizamos?; de eso se trata, lo demás es para la platea. 
Resulta obvio que nuestra postura es débil, hicimos “la plancha” durante muchos años  y ahora no parece ser el momento de “prender fuego las naves”. El mundo no es lo que era, nuestras exportaciones cayeron en relación a igual semestre del año pasado un 14% , Brasil y Argentina representan el 27% (Brasil 20% y Argentina 6,8). En electricidad somos dependientes (junio 28%), pese a que le pagamos el Mw cinco veces más caro (el spot en junio quedó en U$S 238 el MW/h), de lo que ellos le pagan a Paraguay, si se enojan y nos “cortan el cable” se recalentará la política interna producto de los apagones. Mientras esperamos que el mundo se componga habrá que preguntarse, ¿cómo podemos crecer? A la vista está que la cuota argentina de nuestras exportaciones (6,8%) no crecerá y es probable que caiga, al menos durante el actual gobierno; la de Brasil (20%) variará según sus necesidades, somos la rueda de auxilio. El resto de los mercados dependerá del precio y de que se revierta la caída, cosa que parece haber sucedido aunque las señales de crecimiento son débiles.
 Nuestra mayor oportunidad está en profundizar las diferencias con nuestros vecinos. En materia de seguridad interior estamos mal pero a una gran distancia en corrupción. Según el Banco Mundial (1996-2008) somos el segundo país posicionado en América latina después de Chile. Nuestra “piedra en el zapato” es la Aduana, por donde ingresa la droga que está haciendo pelota a los más jóvenes y obligando a la sociedad a vivir entre rejas. Mejorar este aspecto es imprescindible, además de acotar el principal problema de los uruguayos generaría un importante flujo de emigrantes de alto poder adquisitivo de los países vecinos, hartos de vivir en la inseguridad; el turismo se potenciaría y con ello las inversiones. ¿Cuál es el costo?, tal vez lo que se gastó en ALUR.
  ¿Cómo estamos capitalizando la crisis argentina? ¿Con rumores de todo tipo que espantan a los inversores o mediante las subas no programadas de tarifas que impactan sobre los precios de bienes exportables? ¿Se nos está escapando la tortuga?
 “Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos en el mundo” (Mahatma Gandhi).
Alberto Moroy