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Paysandú, Martes 01 de Septiembre de 2009

A metros de las termas

Otra vez aparecieron peces muertos en arroyo Guaviyú

Locales | 27 Ago La aparición de peces muertos en el arroyo Guaviyú, a metros del centro termal sanducero, alarmó este martes a varias personas que observaron atónitas un panorama que no es nuevo en la zona.
Sábalos, tarariras y bogas fueron los peces más comunes de ver a orillas del citado curso e incluso flotando en las turbias aguas de un arroyo que --según productores ubicados aguas abajo de las termas-- desde hace años no tiene prácticamente peces pero a la vez es riesgoso para el abrevadero de animales.
Una ciudadana que este martes pretendió acercarse a la orilla no solo se encontró con un panorama desolador, sino que además el fuerte olor hacía imposible permanecer por mucho tiempo en el lugar.
“Saqué fotografías porque me pareció importante que la gente supiera lo que sucede, porque es lamentable que sucedan estas cosas, muy cerca de donde la gente disfruta de las termas”, sostuvo.
EL TELEGRAFO procuró conocer qué medidas adoptaría la Intendencia de Paysandú, pero hasta el atarceder de la víspera se desconocía la situación. En la oficina local del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca no se recibió ninguna denuncia, precisó la ingeniera agrónoma Elena Piaggio. En cambio, productores de la zona consultados coincidieron en manifestar que en varios establecimientos “ya ni siquiera quedan peces, después de la gran mortandad ocurrida en abril de 2004”.
Agregaron que han denunciado oportunamente la presencia de “mosquitos” (maquinaria agrícola para fertilizar cultivos) que “toman el agua desde cualquier lugar y con la misma manga que utilizan para cargar el veneno, residuo que queda en el agua y ocasiona la muerte de peces, pero hasta el momento nada ha cambiado”.
No es nuevo
El 12 de marzo de 2008 causó impacto en Paysandú una foto publicada en EL TELEGRAFO donde se apreciaba un tramo del arroyo Guaviyú tapizado de peces muertos, en el mismo lugar donde se registra el hecho que comentamos en el presente artículo. En aquel momento, las miradas se posaron en las plantaciones de soja de la zona. Una muestra de peces fue entregada a la Intendencia de Paysandú y se denunció el hecho al MGAP. Los productores pecuarios de la zona tomaron sus precauciones y alejaron al ganado del arroyo por temor a posibles intoxicaciones.
Para los habitantes de la zona el desastre es consecuencia del lavado en el arroyo de maquinaria y/o recipientes utilizados en aplicaciones de agrotóxicos por algún productor rural aguas arriba.
Algunos vecinos señalaron que pese a existir varios establecimientos dedicados al cultivo de soja, probablemente la contaminación se inició en un establecimiento ubicado al nordeste del puente sobre el arroyo Guaviyú y propiedad de una sociedad anónima integrada fundamentalmente por ciudadanos argentinos. También señalaron que posiblemente el producto utilizado sea cipermetrina.
El mayor desastre
En marzo de 2004 se constató una de las mayores mortandades de peces que se conozca en la zona. En la oportunidad, la intendencia sanducera investigó por su cuenta y rápidamente halló el lugar en que se había iniciado la contaminación.
El derrame de agroquímicos se produjo en el establecimiento agropecuario “La Marta”, ubicado aguas arriba del Guaviyú, propiedad de un ciudadano uruguayo residente en Estados Unidos y arrendado a productores de soja argentinos.
Autoridades municipales ingresaron al predio con orden judicial y el apoyo de la Policía y allí ubicaron los recipientes y los productos utilizados en la fumigación de los cultivos de soja a la vera de una cañada que es afluente del Guaviyú.
Las muestras revelaron la presencia de cipermetrina y endosulfán. También en la musculatura de los peces, en el lecho de la laguna y en las hojas de los árboles que están lejos del lugar se hallaron concentraciones de estos insecticidas con niveles diez veces --y más-- superiores a los valores permitidos por la normativa del Código de Aguas.
Estos agroquímicos que se utilizan en forma indiscriminada en el país son productos clorados que se ligan a las grasas de los seres humanos y de los animales. Las vacas beben el agua contaminada y al ser ordeñadas transfieren en la leche estos productos cancerígenos a la cadena alimentaria. Hechos similares también se constataron en 2003 en el arroyo Valdez.


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