Opinion | 02 Sep Aunque aun restan veinte días de invierno, las altas temperaturas registradas en Paysandú la pasada semana nos recuerdan la proximidad del verano. Ciertamente son tres meses de primavera, pero es sabido que por estas latitudes los primeros calores de la temporada comienzan a sentirse bastante antes del solsticio de diciembre, cuando habitualmente la población se vuelca en masa hacia la costa del río Uruguay en busca de esparcimiento.
Por ese motivo podemos decir que estos son los últimos días para poner en orden todo lo que se pretenda innovar en el Balneario Municipal, puesto que de no ser así nos encontraremos con que las obras que no se terminen antes del 8 de diciembre más que beneficio aportarán incomodidad.
Es de suponer que la Intendencia ya ha planificado todo lo que pretende desarrollar allí este verano; entonces sería conveniente no demorar más las tareas y comenzar ahora. La experiencia indica que después puede ser demasiado tarde, como ocurrió el verano pasado con la plazoleta El Líbano --aún sin inauguración oficial--, los paradores que comenzaron a funcionar sin siquiera haber podido terminar las reformas o la vereda para peatones que proyectara la comuna y que terminara este invierno.
Para la próxima temporada suponemos que estará habilitada la continuación de esta vereda, pero hay otras cosas que convendría encarar desde ya. Por ejemplo las licitaciones que sean necesarias, como paradores o servicios en la playa, para que el empresario ganador tenga tiempo suficiente para realizar las inversiones que considere oportunas. También estamos en un momento ideal para tender arena en las playas, para lo cual sería conveniente volver al sistema de refuladora, como era habitual hasta la administración anterior; así el manto de arena queda suficientemente profundo y cubre la superficie de baños debajo del agua. De no hacerse de esta forma, solo se logrará disfrazar la vista con un arenero de grandes dimensiones, pero como playa seguirá siendo barrosa y sucia.
También se podría buscar la forma de implementar paseos por el río, para lo cual primero hay que encontrar algún empresario que tenga embarcación y esté dispuesto a hacerlo, y finalmente facilitarle las gestiones ante la Prefectura, como lo hizo la intendencia de Soriano que ahora ofrece paseos por el río Negro en el catamarán que no pudo seguir operando en Paysandú. Todo esto insume tiempo, trabajo y dedicación, por lo que si no empezamos ahora pasaremos otro verano en obras.