Rurales | 05 Sep Escritorio Esteban Bosco Ruiz remató en el local de la Liga del Trabajo de Guichón, con administración de Banco de la República. Despachó la casi totalidad de la oferta con precios a la baja respecto a la subasta anterior y mercado por momentos que se presentó firme, especialmente en vacas de invernada y la ternerada.
Marcelo Cravea fue el responsable de conducir las ventas, quien se mostró “preocupado” por la situación del mercado. En diálogo con EL TELEGRAFO, sostuvo que “influye la posición de la industria en la baja del precio del ganado gordo. Inexplicablemente en una época del año en la que cuesta dinero tener animales gordos por la comida complementaria que debe suministrarse, con esa posición de bajar los precios desestimula a la gente y por ende, también a reponer las haciendas”.
El consignatario manifestó respecto a la subasta efectuada este jueves, que “comparando con los valores de un mes atrás, los precios bajaron entre 5 y 10%”, aclarando que “el negocio también se está tornando vidrioso frente al avance de la agricultura”.
El ganado gordo, sin ser especial, logró valores para vacas gordas entre U$S 367 y U$S 357, mientras que los vientres empulpados se pagaron entre U$S 330 y U$S 277. Algunos lotes pasaron por pista sin venderse debido a la base impuesta. Respecto al ganado de industria, se colocaron toros para manufactura en U$S 400.
El ganado de invernada se despachó con buena demanda y por momentos, fluidez. Vacas de buen tamaño y estado alcanzaron los U$S 252 y las más livianas en el entorno de U$S 182.
Las vaquillonas de dos años cotizaron U$S 200, y las que presentaron menos estado se pagaron entre U$S 180 y U$S 170. También comercializaron novillos de 2 a 3 años en U$S 213.
La venta de terneros -tanto machos como hembras- fue total, con un máximo de U$S 160 los que presentaban más kilos, y 110 dólares por ejemplares con peso inferior a los 100 kilos. En cuanto a las hembras, se vendieron entre U$S 17 y U$S 105.
Lanares
La necesidad de consumo en establecimientos de la zona, llevó a que tanto un lote de más de 130 ovejas y otro de capones, se vendieran tras varios martillazos.
Ovejas esquiladas sin ser especiales se despacharon entre U$S 36 y U$S 28, en tanto que por los capones pagaron entre U$S 34,50 y U$S 32,50.