Opinion | 15 Sep Como paso previo a la aprobación de la ley que creará un instituto específico en el área, ha sido impuesta en funciones la Comisión Nacional de Logística, la que incluye a representantes del sector público y privado que tendrán entre sus cometidos sumar propuestas y delinear áreas de acción que les permitan identificar carencias y establecer un orden de prioridades.
La entidad de referencia depende del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, pero incluye asimismo delegados de los ministerios de Economía y Finanzas y de Relaciones Exteriores, así como representantes de cámaras empresariales y otras organizaciones que tienen que ver con el transporte, el comercio, operaciones de importación-exportación, entre otras vinculadas a la actividad logística.
Hasta no hace muchos años, la logística era considerada como un aspecto accesorio a la producción de bienes y servicios, pero a partir de la globalización, sobre todo, y el ingreso de los países asiáticos, las grandes distancias han sido condicionantes muy importantes para el comercio y la competitividad, por lo que la logística ha crecido en importancia a grado tal que constituye piedra angular para la viabilidad de los emprendimientos, del área que sea, y de ahí la necesidad de situarla en un plano de primera línea para alcanzar el desarrollo.
En nuestro país el sector logístico ha registrado un fuerte crecimiento en los últimos años, lo que ha llevado además a la necesidad de contar con una entidad que reúna a actores públicos y privados, de forma que se dejen de lado recelos que solo conspiran contra el interés común ante la necesidad de unirse para facilitar el acceso a los mercados.
Según fuentes gubernamentales, el desarrollo logístico del país ha sido muy importante en estos años, y se estima que su peso en la economía nacional ya es comparable a rubros tan importantes como las exportaciones agropecuarias o el turismo.
En este contexto, se está promoviendo un proyecto de ley que se encuentra a la consideración parlamentaria, que apunta a crear un Instituto Nacional de Logística (Inalog), fase siguiente para la institucionalización y profundización de la nueva comisión, al contar con mayores potestades creadas por la ley.
El aspecto logístico es fundamental además para países como Uruguay, cuya economía depende en gran parte de exportaciones de productos primarios del agro, como los granos y la madera, desde que las ventajas comparativas del país para producir deben a la vez potenciarse con una logística adecuada, sin dejar de tener en cuenta que también es clave para posibilitar la radicación de inversiones con vistas a la incorporación de valor agregado a productos en tránsito, incluyendo la venta de servicios.
Lamentablemente, desde el fondo de la historia las carreteras y el ferrocarril han tenido como leit motiv la comunicación con el puerto de Montevideo, y gradualmente se fue abandonando el transporte fluvial desde los puertos del Litoral como una alternativa válida para la salida de las producciones de la zona y el arribo de mercaderías diversas.
Con el paso de los años el ferrocarril ha dejado de existir para muchas de estas producciones, justo cuando estamos ante un instrumento formidable para el acarreo de madera y granos, a efectos de complementarse con el transporte carretero y la salida por los puertos, de forma de mejorar la competitividad y establecer por ejemplo una vía de ida y vuelta con la Hidrovía Paraguay-Paraná.
En el marco de las apuestas logísticas, ya Bolivia se ha asegurado el uso del puerto de Nueva Palmira como trampolín para la salida a ultramar del mineral de hierro y otras producciones que es preciso extraer del corazón del subcontinente, y de la misma forma ocurre con commodities provenientes de Paraguay y Brasil, por cuanto el transporte fluvial es indudablemente un instrumento vital para este tipo de producciones ante las grandes distancias y volúmenes.
Este es solo uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de evaluar la formidable incidencia del aspecto logístico, a lo que debe agregarse, en el caso del grupo de trabajo que se crea en nuestro país, la posibilidad de coordinar esfuerzos que permitan promover las ventajas comparativas del país, apuntalar la producción y facilitar el intercambio comercial.