Nadie es perfecto

Locales | 20 Sep (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos). Previo a su viaje a Venezuela y  preparando su intervención en la Asamblea de la ONU el venidero miércoles, el presidente uruguayo Tabaré Vázquez suspendió intempestivamente una reunión con la comunidad uruguaya en la zona,  coordinada por el Departamento 20, lo que causó profundo malestar entre los inmigrantes uruguayos en el área tri estatal (New Jersey, New York y Connecticut) que esperaban con mucha expectativa un encuentro con el mandatario uruguayo, en estos momentos en que la crisis en Estados Unidos golpea a los inmigrantes, especialmente aquellos indocumentados.
A través del Departamento 20 y el Consulado General y de Distrito en Nueva York, representantes de la comunidad uruguaya esperaban con entusiasmo el encuentro, que se iba a realizar en el hotel en que se alojan Vázquez y su comitiva y tenía una duración prevista de 5 minutos.
Pero aparecieron en medios argentinos y uruguayos las expresiones del candidato a la Presidencia de la República José Mujica, publicadas en el libro “Coloquios”. La rabia de Tabaré Vázquez fue patente en las entrevistas realizadas por los enviados de prensa uruguayos, desde que calificó de “estupideces” las declaraciones del candidato de la izquierda.
Pero en el caso de la comunidad uruguaya la consecuencia inmediata fue que Vázquez no quiso recibirlos, lo que causó profunda decepción entre los uruguayos. Si bien se desconoce los planteos concretos que la comunidad iba a transmitir ciertamente la comunidad emigrante uruguaya sufre los mismos problemas que otras nacionalidades, con una crisis que sigue aumentando la tasa de desempleo, especialmente entre los hispanos no documentados.
Esto ha llevado a que muchos uruguayos estén pensando en el retorno a la patria, lo que a su vez abre más inquietudes que brinda certezas; trae más preocupaciones que brinda alegrías. Claramente, los inmigrantes uruguayos que quieren retornar lo harían con un enorme bagaje de experiencia, con una visión diferente del trabajo, de las empresas, de la comunidad en general.
Pero al mismo tiempo, debido a la propia situación económica que se vive en el país, y al concepto de que una persona joven es vieja para encontrar un nuevo trabajo (lo que no es cierto en Estados Unidos, donde una persona jubilada consigue trabajo o al menos no es discriminada por su edad), los uruguayos que quieren volver se enfrentan al temor de qué realidad encontraran y -especialmente- si podrán encontrar su espacio en el mundo de su país.
Por otra parte, quienes optan por regresar, si bien pueden enviar su mudanza a Uruguay sin pagar aranceles aduaneros por los artículos, igualmente deben disponer de por lo menos 4.000 dólares para el caso de un contenedor de 20 pies y más de 5.000 para uno de 40, lo que muchas veces hace bastante complejo el regreso con la mudanza.
A eso hay que agregar la necesidad de que el gobierno uruguayo vuelva a considerar  con su par estadounidense la posibilidad de eliminar la necesidad de visa para ingresar a territorio gringo, especialmente teniendo en cuenta la escasa población del país y por tanto la casi nula incidencia que la emigración desde Uruguay puede tener.
La necesidad de ingresar sin visa se justifica en que muchos emigrantes uruguayos se enfrentan a grandes problemas para que sus familiares cercanos en Uruguay puedan viajar en plan de paseo a Estados Unidos. Y eso, sin dudas, es un problema importante, porque implica la separación permanente de la familia.
Los emigrantes uruguayos sin dudas comprendieron el estado de ánimo del presidente Tabaré Vázquez, pero al mismo tiempo no dudaron en indicar que la actitud tomada era inaceptable, pues el Presidente debe estar al servicio de todos los ciudadanos, independientemente de los vaivenes político partidarios, especialmente cuando viaja al extranjero, pues las comunidades en la diáspora tienen escasas oportunidades de llegar con sus ideas y solicitudes al gobierno central.
Esta situación, finalmente, habría sido contemplada por el presidente Tabaré Vázquez, quien a través del Consulado en Nueva York, al cierre de esta columna, acaba de anunciar a la comunidad que los atenderá antes de terminar su visita a Estados Unidos, en fecha y lugar a determinar aunque redujo el tiempo de la entrevista a solamente 2 minutos.
Es lo justo.
Los uruguayos que vivimos en Estados Unidos somos igualmente yoruguas de corazón, muchos pensamos en el retorno y otros tenemos ideas concretas que aportar para que el gobierno de pasos para mejorar las condiciones del retorno.