Opinion | 23 Sep Durante su reciente presencia en Paysandú, el ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Ing. Carlos Colacce, explicó que en la presente administración, y más concretamente en su cartera, se modificó el arraigado concepto de que una “solución habitacional” significa la construccción de nuevas viviendas, y reconoció que en la cifra de más de 45.000 soluciones habitacionales que se han otorgado en el presente período de gobierno, no se incorporó en realidad ese número en casas-habitación, sino que se integró en ese monto una gama de aportes del gobierno central para abordar la problemática del problema de la vivienda.
Es decir que la cifra de viviendas construidas para sectores sociales en los casi cinco años de la Administración Vázquez no llegó siquiera a la mitad de ese guarismo, por cuanto se contabilizaron también como “solución habitacional” las fincas incluidas dentro de la regularización a través del SIAV, la incorporación de baños y otras dependencias a viviendas ya existentes, así como la entrega de materiales para mejoras en viviendas precarias. Es decir, estamos naturalmente ante aspectos positivos desde el punto de vista social, pero con una serie de elementos nuevos en cuanto a concepción que contrastan con la siempre vigente idea de que “solución habitacional” es la entrega de una nueva vivienda.
Pero peor aún es que se haya establecido comparaciones con períodos de gobiernos anteriores, comparando lo que en su momento se contabilizó como viviendas nuevas, con inversiones muy significativas, con la actual “solución habitacional”, que no tiene nada que ver, y que es lo mismo que comparar zapallos con maníes.
Se trata por lo tanto de dos datos que no se pueden confrontar en forma lineal, que deberían haberse aclarado en su momento para que no quedaran “pegados” portavoces del gobierno y organizaciones sociales afines que proclamaban estas soluciones como un gran logro respecto a sus antecesores, cuando en realidad el aporte de viviendas reales en este período ha sido muy pobre y un gran déficit de la presente organización, reconocido hasta por grupos afines como el movimiento cooperativo nucleado en Fucvam.