Opinion | 24 Sep En el marco de la honda repercusión generada en el sistema político por las declaraciones del candidato presidencial del Frente Amplio, José Mujica, en el libro “Pepe coloquios”, pasó casi desapercibida su apreciación respecto a que “Cuba se cae a pedazos”, ante temas de real gravitación en el plano de la política interna y que hasta dieron lugar a que el presidente Tabaré Vázquez, visiblemente contrariado, considerara que el candidato de su partido “dice estupideces”.
Y no se trata de un aspecto menor, sino que va decididamente a contrapelo de lo que los intelectuales de izquierda han venido tratando de “vendernos” desde hace medio siglo, al punto de generar movimientos violentistas en África y América Latina, incluyendo la campaña del “Che” Guevara en Bolivia en la década de 1960, y que fracasara porque el campesinado de la nación del Altiplano le dio la espalda.
Es que Mujica, pese a que Vázquez haya calificado de “estupideces” alguno de los conceptos, también reflexionó en voz alta sobre aspectos que dirigentes de izquierda reconocen por lo bajo pero que se resisten a manifestar en público para no quedar en evidencia por su equivocación, sostenida durante décadas, respecto al régimen del dictador Fidel Castro.
Y la situación cubana es precisamente uno de los “tabúes” mantenidos hasta ahora contra viento y marea para seguir engañando a incautos que siguen creyendo a la isla como un paradigma del socialismo real, que ya no existe en ningún lugar del mundo a partir de la “implosión” de la ex Unión Soviética por su inviabilidad desde todo punto de vista.
Claro, si todavía hay grupos de izquierda que no han reconocido el fracaso del comunismo como sistema, pese a que se desmoronaron en cascada la ex URSS y sus países satélites y han ido evolucionando, no sin mucho esfuerzo y problemas, hacia un régimen capitalista sobre las cenizas del anterior sistema, no puede esperarse que reconozcan el fracaso de Cuba, que “está ahí”, como la puerta de Alcalá, pero apenas sobreviviendo en medio de enormes problemas socioeconómicos, en base a un régimen tiránico de partido único, con parodia de elecciones democráticas y conculcación de libertades, así como presos de conciencia.
Lo que dijo Mujica sobre Cuba es absolutamente cierto, así como lo son otros elementos que involucran a la situación interna y el relacionamiento dentro del Frente Amplio, lo que por supuesto, también ha sido evaluado negativamente en el seno de la coalición de izquierdas por venir de donde vino y la oportunidad en que lo manifestara.
Pero en el caso cubano el candidato se metió nada menos que con un buque insignia de la coalición, con una reliquia momificada que es meramente simbólica a esta altura, como un sueño que nunca pudo ser, porque ni siquiera pudo tener viabilidad en plena guerra fría, cuando la ex URSS le proporcionaba armas y la sostenía económicamente para “vender” el régimen por motivos ideológicos.
Desde que la URSS sucumbió y se quedó sin ayuda, el régimen cubano se “cae a pedazos”, como dice Mujica, y solo se sostiene por ser una férrea tiranía, donde el pueblo no puede expresarse libremente y precisamente por ser una isla, que no necesita levantar un muro como el que construyó en Berlín el ex régimen comunista de la también desaparecida Alemania del Este para que no se fugaran sus ciudadanos.
Los logros cubanos en materia de salud, tan exhibidos como magnificados por ser además vidriera de exportación, --basta remitirnos a la valoración de la ideologizada ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz-- no alcanzan a explicar tantas carencias del sufrido pueblo cubano, donde ya hay prácticamente tres generaciones que no han conocido otra cosa, y no tienen mucho para comparar. Pero por algo aún quienes desde siempre se han manifestado afines a las ideas de izquierda, cuando se van del país, esquivan sistemáticamente refugiarse en el “paraíso” cubano, y solo emigran hacia los vilipendiados países capitalistas, porque pese a todos sus aspectos negativos, que naturalmente los tienen, son todavía tierra de oportunidades, que es mucho mejor que ir a compartir pobreza y necesidades con el pueblo cubano, más allá de las proclamas de solidaridad internacional.