Paysandú, Sábado 03 de Octubre de 2009
Locales | 27 Sep Jugando con la milicia
Finalizando el pasado año 2008, el Senado aprobó el proyecto de ley de Defensa Nacional que, recientemente votado en Diputados, recibió su sanción a consideración del Ejecutivo. Este proyecto concibe y transmite a la ciudadanía que el asunto ocupa a toda la nación más allá de su carácter militar.
El camino transitado se compuso de una serie de debates sobre Defensa, le siguieron mesas redondas para análisis y discusión de tareas componentes, donde participaron especialistas directamente relacionados en el tema, representantes de los partidos políticos, organizaciones culturales y sociales, además del Poder Ejecutivo con sus asesores y conferencistas extranjeros invitados. Luego, las propuestas fueron consolidadas en un proyecto de ley que el Poder Ejecutivo remitió al Senado y siendo analizado por la Comisión respectiva, fue finalmente aprobado con observaciones por el Partido Nacional, lo que indica la rigurosidad de su estudio.
Sin embargo, últimamente he leído y escuchado declaraciones de dirigentes y partidarios de la coalición gobernante, expresar que nunca en la historia del país se había arribado a una Ley Marco de Defensa Nacional, induciendo a pensar que esta ha sido un logro del gobierno frenteamplista ante la inacción de aquellos que lo precedieron.
El juicio no diferencia protagonistas, actitudes, espacios, ni tiempos. Desconoce el esfuerzo de todos aquellos que durante tres años asistieron y participaron en los mencionados debates y mesas redondas realizando sus aportes. Corresponde al Poder Ejecutivo la iniciativa de la convocatoria y la sintetización del proyecto, pero la participación de Poder Legislativo y asesores en la discusión y aprobación del mismo es determinante.
Si bien es cierto que Uruguay carecía de esta Ley Marco, hay que preguntarse las razones. Allí encuentro que quienes se autoproclaman gestores indiscutibles del proyecto , desde cuarenta años a hoy, la sola citación de los términos “militar, Fuerzas Armadas, etcétera “y su asociación a misiones, operaciones y planes, les resultó útil para evitar tratar estos temas y rechazarlos sistemáticamente.
Paradójicamente las únicas relaciones de diálogo del Frente Amplio con los representantes de Defensa Nacional son el apoyo al golpe de estado en febrero de 1973 y la participación en el Pacto del Club Naval en agosto de 1984, donde omitieron el tema de los derechos humanos para ir a elecciones con Wilson Ferreira Aldunate preso.
Imagínese el lector la actitud del Frente Amplio, si la convocatoria al debate sobre Defensa Nacional se hubiera propuesto desde los gobiernos de los dres. Sanguinetti, Lacalle o Batlle. ¿Así que cuando se encontraban en la oposición no permitían ni proponían ninguna tratativa sobre Defensa Nacional, pero ahora desde el Gobierno sí es necesario?
Para disimular esta dualidad de criterios según la posición política y no por la evolución de los temas, la coalición frenteamplista ha lanzado ideas múltiples y sucesivas en el tiempo, desde la eliminación de las Fuerzas Armadas, adopción de Milicias Populares, hasta la Instrucción Militar Obligatoria en la Enseñanza.
A esta secuencia inagotable y cortando todo el trayecto de la Ley Marco de Defensa Nacional, el candidato oficial frenteamplista, ex ministro de Estado y actual senador José Mujica, plantea “que los milicos deben construir casas para los pobres”, cuando visitaba un asentamiento en Maldonado y luego almorzaba en el Conrad. Después, en un acto público, sentenció que “hay que poner a laburar a los milicos”.
El actual senador Mujica dispuso como ministro y dispone ahora como Senador, de los mecanismos para efectivizar su propuesta. Parece que nunca hubiese participado en el Gobierno y así está evidenciando el fracaso del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, a quien-supongo- debió advertir su idea en los Consejos de Ministros.
Lo había secundado el diputado del MPP (ex-sector de Mujica)Víctor Semproni, con la propuesta entregada a los subsecretarios de Defensa e Interior de que el Ministerio de Defensa debe capacitar a los soldados como bomberos para contribuir a combatir los incendios. Al menos, el diputado formuló su pedido a los respectivos ministerios, pero revela las carencias de previsión y planes existentes al respecto.
A ambos legisladores les asiste la responsabilidad de solicitar informes , llamar a Sala o Comisión a los ministros de los cuales ellos denuncian carencias. También merece una reflexión la situación de haber estado tres años en discusión la Defensa Nacional y luego aprobarse el proyecto, para atender este tipo de propuestas que excluye de la Defensa Nacional a sus principales protagonistas, al mismo tiempo del retraso de hasta seis meses en los pagos de la ONU a los efectivos en Misiones de Paz. A la ley le seguirá la reglamentación y el análisis de la posibilidad de modificaciones en la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, las Leyes Orgánicas de cada Fuerza, la Organización del Ministerio de Defensa, el Estado Mayor de la Defensa y el Consejo de Defensa Nacional. Como para dedicarse a continuar proponiendo superficialidades, y hasta en alguna oportunidad en forma despectiva, olvidándose que el militar y su familia integran la comunidad espiritual de nuestro país.
Finalmente, en un periódico capitalino, leí expresiones del ministro de Defensa Nacional afirmando que las Fuerzas Armadas estaban preparadas para ser comandadas por el candidato presidencial del Frente Amplio José Mujica.
En tal sentido, resulta necesario preguntar lo contrario: ¿Estará Mujica preparado para comandar las Fuerzas Armadas? Fernando Patrón
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