Paysandú, Sábado 03 de Octubre de 2009
Locales | 27 Sep Diez productores de Artigas, Salto y Paysandú comenzarán en octubre una experiencia que apunta a diversificar la producción de sus establecimientos y a agregar un rubro complementario a las actividades agrícolas y ganaderas: la acuicultura, a través de la siembra de peces en tajamares que fueron construidos a raíz de la última sequía.
La especie a sembrar y criar, en un proceso que culminará en una “cosecha” en poco menos de año y medio, es la del bagre negro.
La licenciada Mónica Spinetti, bióloga oceanógrafa y coordinadora del Departamento de Acuicultura y Aguas Continentales de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, señaló a Conexión Tecnológica de la Consultora Blasina y Tardáguila, que se procura “comprobar si es posible usar los cuerpos de agua que hay en el campo con otros fines que no sean el riego y abrevar ganado, como ser la generación de otros tipos de proteínas, obtener otros recursos económicos y mejorar la alimentación del productor y su familia, por lo menos”.
De acuerdo a lo que indica la Dinara en su página web: www.dinara.gub.uy, la acuicultura es “el cultivo de organismos acuáticos en áreas continentales o costeras, que implica por un lado la intervención en el proceso de crianza para mejorar la producción, y por el otro la propiedad individual o empresarial del stock cultivado”.
“En el año 1996, la acuicultura fue declarada actividad de interés nacional en Uruguay. No obstante ello, ha tenido un desarrollo incipiente a nivel nacional”.
“La Dinara tiene entre sus cometidos estudiar y promover la acuicultura en todas sus formas y, previa autorización del Poder Ejecutivo, establecer y administrar con fines científicos, viveros, estaciones de piscicultura y demás centros de repoblación o investigación. Es bajo este marco legislativo que la Dinara ha encaminado esfuerzos a cumplir con el cometido de investigar y fomentar la actividad acuícola nacional”.
Se agrega que “el término acuicultura engloba todas las actividades que tienen por objeto la producción, crecimiento (desarrollo) y comercialización de organismos acuáticos, animales o vegetales, de aguas dulces, salobres o saladas. Esto implica el control de las diferentes etapas, desde huevo hasta la cosecha, proporcionando a los organismos los medios adecuados para su crecimiento y engorde. Algas, moluscos (malacocultura), crustáceos (carcinocultura) y peces (psicultura) son los grandes grupos objetivo de la acuicultura”.
Spinetti recordó que en los primeros años de este siglo la Dinara impulsó una experiencia de acuicultura en establecimientos rurales de Cerro Largo y Tacuarembó. Ella participó directamente en los trabajos realizados en el primero de esos departamentos, en las inmediaciones de Melo, y consideró que los resultados fueron muy promisorios en varios planos, como el social, el familiar, el nutricional y el económico.
Pero la crisis de 2002 implicó para todos los protagonistas de la experiencia --los productores, la Dinara y los municipios--, un abrupto corte de los recursos disponibles y el cese de los trabajos.
Por la seca
A partir del mes próximo, se insistirá en la idea, esta vez con productores de Artigas, Salto y Paysandú. Spinetti reconoce que se tendrá “la limitante de cuerpos de agua que no fueron hechos para esa actividad, sino para paliar la sequía”. No obstante, no oculta su optimismo en cuanto a que se podrá demostrar, “con una especie rústica y de muy buena carne como el bagre negro”, que esas reservas de agua también pueden ser útiles para la acuicultura.
La Dinara no sólo proveerá de alevines, sino también de una especie de pequeños peces llamada “madrecita de agua”, que servirá de alimento a los bagres. La experta informó que, además, los animales pueden ser alimentados con ración; la misma se importa de Brasil o, a pedido, es fabricada por molinos nacionales. Casi a nivel casero se puede hacer un alimento basado en hígado vacuno y afrechillo.
Es obvio que al mejor la alimentación, mejores serán los resultados. El objetivo es que los bagres lleguen a 500 gramos para la cosecha, en el verano de 2011. Respecto a la densidad de población, informó que se mide en base a la superficie y no al volumen de agua: medio animal por metro cuadrado. Aunque no estaba al tanto de las cotizaciones actuales, estimó en $ 40 el valor al que el productor puede vender el kilo de bagre negro entero, cifra que aumenta si el pescado es eviscerado o fileteado. Spinetti estima que la experiencia no sólo servirá para autoconsumo, sino también para que los productores tengan, al principio, un pequeño ingreso extra del también pequeño mercado interno de las poblaciones cercanas.
Pero confía que con el tiempo la acuicultura será una herramienta para que los productores y sus familias, aún con esfuerzo, a efectos de obtener volúmenes mayores y abrir otras vías comerciales.
Reconoce que hay que romper dos barreras culturales: la primera, el escaso consumo de pescado que se da en el país y, la segunda, la preferencia que, incluso en el interior, se tiene por los productos del mar. “Es increíble, pero hay gente que prefiere la merluza congelada, antes que el pescado fresco del río o el arroyo cercano”.
Práctica
La acuicultura no sólo puede practicarse en tajamares o estanques, sino también en ríos y arroyos mediante el uso de estructuras como cercos y jaulas. Pero también está comprobado, de acuerdo a lo indicado por Spinetti, la tecnología de la cría en un tanque australiano.
“En 2004 o 2005 se hizo un experimento en Rincón de la Bolsa, departamento de San José, con un tanque australiano que donó la empresa Isusa. Se demostró que es posible criar peces de esta forma, que es muy apta para desarrollar esta actividad a nivel familiar”.
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