Opinion | 29 Sep La instalación en Paysandú de una incubadora de empresas que funcionará bajo la égida del proyecto Puerto Digital Regional–Paysandú Innova representa una inte resante propuesta que, de cumplir con sus objetivos originales, redundará en la llegada al mercado de proyectos concebidos por pequeños y medianos empresarios y cuya viabilidad estaba limitada por aspectos fundamentalmente económicos.
Sin embargo, más allá de la grata noticia que significa la creación de este espacio, resulta interesante el resultado preliminar de un sondeo paralelo a este lanzamiento efectuado en coordinación por la Intendencia de Paysandú y la Regional Norte de la Universidad de la República, donde se establece un alto grado de interés en nuestro medio en el desarrollo de emprendimientos que involucren la utilización de las denominadas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
Este dato remite a la predisposición en diferentes ámbitos por abandonar metodologías tradicionales de gestión empresarial para aventurarse en un campo cuyo desarrollo en nuestro país es todavía incipiente, pero también señala la existencia de un caudal de iniciativa que si es debidamente evaluado e incentivado podría transformarse en el caldo de cultivo de una instrumentación más adecuada de programas gubernamentales dentro de los que se inscribe el Plan Ceibal, aún objeto de controversias.
La democratización de los medios informáticos, sin el debido estudio y planificación, apenas puede constituirse en una herramienta más de un sistema educativo pobremente adaptado a los cambios que conmueven a la humanidad. En cambio, si las autoridades son capaces de evaluar eficazmente las necesidades del medio y el potencial emprendedor de la población, probablemente también esté en condiciones de promover una utilización más exitosa de los recursos, abriendo un nuevo campo de oportunidades verdaderas, viables y no apenas impregnadas de buena voluntad y hasta de cierta demagogia.