Paysandú, Lunes 05 de Octubre de 2009

Solicitada

Locales | 04 Oct “MUJICA VA DESNUDO”
Herman Holzmann era un hombre culto. La cultura, al decir del camarada Dávila, es “tener sentido del mundo”, es haberse formado “un concepto de la verdad”. Cuando Herman se refería a una persona bruta, solía definirla como una persona “sin libros”. En los términos de Herman, diríamos que José Mujica es un hombre “sin libros” y en otros términos que es un bruto. Pero además, Mujica es en cualquier término, un enemigo de la ley y el orden. Sin embargo, José Mujica ha llegado a candidato a presidente de la República. Indudablemente, en un país donde otrora la mayoría y hoy aún unos pocos, valoramos el conocimiento académico, la formación en valores y la cultura, una candidatura de esta naturaleza exige una explicación. Hasta el propio Mujica es capaz de percibir esto y entonces, desde una tribuna, con su habitual “brutal” estilo, vomita a modo de explicación, que “… el mundo está cambiando; hay un negro de Presidente en Estados Unidos …”. Así, liso y llano, frontal, bestial, irreflexivo, “a lo Pepe”, encuentra Mujica en la equiparación de su persona con quien él cataloga como no más que “un negro”, la explicación a su candidatura a presidente de la República. Porque lo que él nos dijo desde la tribuna, sin pensárselo dos veces y con su habitual “brutal” estilo, es que si “un negro” puede presidir una potencia mundial como Estados Unidos, entonces él puede presidir el Uruguay. El pequeño detalle que se le escapa a Mujica, es que mientras él es un “hombre sin libros”, o un bruto y, un subversor del orden violador de la ley, el “negro” al que se refiere tan peyorativamente, es egresado en leyes de la “Harvard Law School”. Tiene además una familia naturalmente constituida, es un hombre de fe, formado en valores morales y ha servido a su Nación como educador y organizador comunitario. En definitiva, el “negro”, a quien nosotros llamaremos respetuosamente y como corresponde, Sr. Obama, presenta los méritos suficientes para ocupar cargos de máxima jerarquía. Y resulta ser, lo radicalmente opuesto a Mujica. A un Mujica que no estudió nunca nada, que no egresó de ninguna casa prestigiosa de estudios, sino muy por el contrario, su único egreso fue de la prisión y gracias a una amnistía, porque de lo contrario hasta el día de hoy estaría tras las rejas. A un Mujica que no tiene familia, porque asaltar bancos, secuestrar, torturar y balear gente a sangre fría no le dejó tiempo de hacerse responsable de la crianza de una prole. A un Mujica que no tiene fe, porque está convencido que “la religión es el opio de los pueblos”. A un Mujica que no conoce de los valores morales ni como se escriben, porque es un conspicuo subversor de los mismos.
A un Mujica que no solo no ha servido a su Nación en ningún lado, sino que combatió ferozmente contra ella, incluso en la persona de sus instituciones democráticas. Por lo tanto, la justificación que Mujica pretende hacer de su candidatura, comparando su realidad con la del Sr. Obama, es imposible. Tan imposible y brutal, que solo se entiende por la brutalidad de Mujica, que sin dudas, dice lo que piensa sin pensar lo que dice. Existe indiscutiblemente un abismo infranqueable entre el Sr. Obama y Mujica. El mismo abismo infranqueable que existe entre Mujica y cualquier ciudadano que precie el conocimiento académico, la cultura, los valores morales y la familia. Ahora, solo un hecho me alarma: parte del pueblo oriental recibe las bestialidades de Mujica con sonrisas, cuando no, con sonoras carcajadas, aplausos y vítores. Es como si estuviéramos viviendo en el cuento de “El traje nuevo del Emperador”. Éste marcha desnudo frente a todo el pueblo, hace el ridículo, pretende que el pueblo vea un traje que no existe, todo es una mentira, pero igual hay quienes lo aplauden y vitorean. Alarmante, sin dudas. Solo personas sometidas a niveles de desilustración infames, pueden aplaudir y vitorear el desnudo académico, moral y cultural de Mujica, como si se tratara de un magnífico vestido. “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”, expresaba el General Artigas ya en 1813, conocedor de que un pueblo valiente pero ignorante, solo tiene como destino la sumisión y la dependencia. Octubre se acerca. El destino de la Nación vuelve a estar en nuestras manos. Mujica es candidato a presidente. He dedicado diecinueve de mis treinta y nueve años de vida a estudiar, procurando y la mayor de las veces alcanzando, las mejores calificaciones. He dedicado hasta hoy, catorce años a ejercer mi profesión con honestidad, procurando en la medida de mi capacidad, resolver los problemas de los ciudadanos que requirieron de mis servicios. He dedicado mis últimos trece años a la formación y cuidado de una familia, procurando hacer de mis hijas, ejemplo de buen ciudadano, de formación académica y en valores morales. Mujica está desnudo de aquello a lo que me he dedicado, por lo que me he esforzado y de lo que he procurado en mi vida. Mujica está desnudo de lo que hace falta para hacer del Uruguay una Nación unida, grande, libre, justa y genuina. Resulta entonces un deber moral de todos quienes advierten su desnudez, proceder cual el niño del cuento y, ante el pasaje del desfile de Mujica, exclamar llamando la atención a sus vecinos: ¡Ilústrense valientes orientales! ¡Mujica va desnudo! Licenciado Martín Appratto Mathisson


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