PAYSANDÚ INTERIOR

Locales | 02 Oct En estos acontecimientos sociales ocurren hechos en los que se entremezclan filosofías de vida y tradición, con el deseo de sentirse paisano al menos por un par de días. Pero las conductas de los individuos nos permiten identificar rápidamente quién es quién.
Solo es cuestión de observar tan solo algunos minutos, para distinguir casi instantáneamente quién lo es verdaderamente, de aquel que con solo pararse muestra que no ve las horas de despojarse del atuendo.
Mientras el original pica el tabaco en la palma de su mano con pasmosa naturalidad y es capaz de cortar un trozo de carne con envidiable precisión, la copia se valdrá de controlados movimientos, cuestión de achicar el margen de duda que uno se pueda plantear al momento de saber si el hombre está ligado estrechamente con el ámbito rural o se luqueó para la ocasión.
Las diferencias están lo suficientemente marcadas entre el que viene “de a caballo” desde lo más profundo del territorio y el que viene en su más reciente y ultra moderno automóvil desde lo más profundo del asfalto urbano. Es así que sus conductas individuales los descubren velozmente. Lo interesante de estos encuentros es que permiten mezclar sentimiento y tradición. Entonces las personas intentan acercarse un poco más a los orígenes gauchescos de la patria y creen que mimetizándose despertará, elogiosos comentarios de su estampa oriental.
Aunque,definitivamente, esté a años luz de esa condición, que por el momento es exclusiva del hombre de tierra adentro que convive con las alegrías y tristezas de su cotidianeidad.
De todos modos, estos movimientos unen, proyectan y hermanan. Y lo cierto es que hombres y mujeres, viejos y niños disfrutan de estas cosas que son bien nuestras.