Rurales | 03 Oct Indudablemente, 20 años “no es poca cosa”. Así lo entendieron los técnicos de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, que en la víspera presentaron datos de los años de manejo de campo natural en el marco de la tradicional jornada anual de pasturas.
El trabajo de los investigadores ha permitido “elaborar un camino tecnológico para mejorar la productividad de las pasturas naturales”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Ramiro Zanoniani, quien expuso en la actividad junto a sus colegas Pablo Boggiano, Silvana Nöell y Fernando Santiñaque.
Las investigaciones realizadas en estos años “ha determinado nuevos desafíos, que han sido levantados con una determinada propuesta. La elaboración de una global, en el camino tecnológico, creo que es desde el punto de vista experimental y técnico el principal resultado”. Zanoniani sostuvo que el objetivo inicial “era la recuperación productiva de tapices naturales degradados por manejo de pastoreo o por agricultura mal realizada”.
“En este caso era la combinación de un campo natural bastante degradado, con una gran cantidad de especies, entre ellas gramilla y cardilla. Simplemente a través de la aplicación de frecuencia de pastoreo con carga ganadera alta y períodos de descanso adecuado se logró cambiar en forma sustancial la composición botánica del tapiz y estar ahora en productividades que realmente no son de envidiar a ninguna pastura cultivada”.
Si bien esto fue más difícil validarlo, “o sea trasladarlo a potreros más grandes, en los últimos años se ha registrado una variación en la composición botánica que nos brinda muy buenos resultados”.
Complicaciones
Consultado el profesional sanducero sobre las complicaciones que han surgido en estos años de investigación, indicó que “una de ellas es en el arranque, si no se tiene la capacidad de respuesta que se da por la presencia de especies estivales e invernales. Si estas no existen, por mejor que manejemos la situación podemos lograr una mejora en la calidad de las pasturas, pero no tanto desde el punto de vista de la productividad y calidad”. Especificó que hay potreros que “han tenido una marcada degradación, que no respondían muy rápidamente al cambio de manejo del pastoreo. Después de 20 años ha mejorado poco, porque la recuperación es muy lenta”.
Otro aspecto limitante para la investigación de los profesionales “fue la presencia de maleza de campo sucio y, entre ellas, la cardilla fue la que más nos complicó, ya que en los potreros grandes donde la carga no era tan alta determinaba que su población, debido a los manejos anteriores, seguía siendo alta”. Agregó que, al estar cerca de la ruta, también “tuvimos problemas de abigeato en más de una oportunidad”.
incorporación
Dentro del camino tecnológico nosotros tenemos trazada la incorporación de especies o la mejora desde el punto de vista de la fertilización nitrogenada”. De todas maneras, indicó que “estamos un poco dudosos por ese tipo de pasturas, que se mantuvo sin ninguna aplicación de insumos, y nos deja en la incógnita de si empezar por un camino de aplicación de insumos o seguirla manteniendo solamente con manejo del pastoreo”.
fisiología
Santiñaque presentó un trabajo referido a la fisiología en relación a la tolerancia de la sequía de leguminosas perennes con trébol blanco y lotus corniculatus que “tienen problemas de persistencia”, precisó.
“Apuntamos a identificar características morfológicas y fisiológicas de tolerancia que ayudan a apoyar programas de mejoramiento genético, para lograr materiales más tolerantes o bien mejorar las prácticas con mayor precisión de manejo de pasturas con estas leguminosas”, dijo.
El citado profesional presentó una serie de experimentos de distintos años, siendo el más reciente uno implantado en la Eemac con una serie de cultivares de trébol blanco y materiales del convenio que mantenía el INIA con una una empresa de Argentina sobre trébol blanco. El experimento se implantó desde el año 2005 al 2008.