Ayer vendieron su producción

Locales | 09 Oct Procurando que los jóvenes que por diversos motivos abandonaron el sistema educativo cuenten con una tarea digna y provechosa, un proyecto social que funciona en la ex escuela de hortifruticultura ubicada en Avenida de las Américas (al este de Bulevar) permite que la huerta se convierta en una interesante actividad.
Precisamente en la víspera “gurises del barrio, sobre todo del Curupí, P3 y Barrio Norte” exhibieron la producción de su huerta y la comercializaron a pobladores de la zona, que respondieron de buena forma, explicó a EL TELEGRAFO el coordinador del proyecto, Eduardo Flores. Se trata de tener el trabajo en la tierra, el cuidado de los animales, por eso se llama “Con los pies en la tierra”, retornando a un modelo de huerta familiar “del cual se le puede sacar provecho”.
Este proyecto social es financiado por Mides, Inda, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) a través de los Telefun (préstamos de FAO), donaciones que la gente efectúa por teléfono, y que permitieron reequipar en parte la ex escuela de hortifruticultura. El equipo técnico lo paga el Mides y el local es de INAU. “Si bien la intendencia no firmó el convenio, ha colaborado con alguna logística, sobre todo la instalación eléctrica que había desaparecido”, sostuvo Flores.
Explicó que “se produce en términos ecológicos sin ningún tipo de agroquímicos y con un mínimo de inversión, de manera que el aprendizaje sea fácilmente sustentable. No se precisan invernáculos, se planta a cielo abierto”.
También se cuenta con una vaca y con el producto del ordeñe “se hace queso, yogurt, manteca”, pero aclaró que el proyecto “es de perfil típicamente social”.
Comenzó a funcionar en marzo, “aunque por razones burocráticas trabajamos algunos meses sin un dinero que debía llegar para el proyecto. Hace dos meses que llegó la plata y a pesar de eso la huerta se hizo, la cual está bastante bien a pesar de las dificultades de lograr un trabajo en equipo”.
El emprendimiento posee un criadero “bastante completo, con un montón de lechones. Se trabaja en la parte de formación de ciudadanía, volviendo un poco a la lecto-escritura a través de una biblioteca que contamos en este lugar”.
Para Flores, se trata de “encontrar alguna motivación en los gurises para volverlos al sistema formal de educación, cosa que con los perfiles que trabajamos acá es bastante complicado”.
Teniendo en cuenta que había un exceso de producción, “ya que aquí funciona un taller de panadería y cocina, se realizó esta actividad. Elaboramos lo que producimos y comemos lo que elaboramos, pero queríamos que los gurises tuvieran la oportunidad de mostrar lo que hacen con sus actividades”, dijo.
Se organizó una jornada abierta, con las tareas normales de este lugar, “pero brindándoles la oportunidad de vender algunas verduras para hacer algún peso para un viaje que pretenden efectuar a fin de año. A la vez, mostrarle a la comunidad el trabajo que estamos haciendo”.
“Observar lo que se logra con el trabajo en la tierra, ha permitido la estimulación en los jóvenes y ahora se ven algunas huertas domiciliarias a partir de este proyecto, ya que nosotros le damos semilla y asesoramiento”, puntualizó.