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Paysandú, Lunes 12 de Octubre de 2009

ELSI EBER CAYRUS

La vida a los 91 años

Locales | 09 Oct Seguramente, no muchos imaginamos cómo será nuestra vida a los sesenta años, mucho menos a los noventa y que en ese momento se encuentre con tanta vitalidad que resulte la envidia del resto de los de su entorno, tampoco. Esta parece ser una de esas historias en las que el protagonista demuestra que con actitud, poco importa la edad que pueda uno tener.
Elsi Eber Cayrus fue recientemente intervenido quirúrgicamente de la cabeza, según los médicos se trata de esos casos en los que solo el 2% logra salvarse. El día después de la operación muy lúcido y con inusitada recuperación comentó: “pensar que ahora podría estar comiendo un asadito y festejando el aniversario de casados junto a mi esposa”. Pero por si esto fuera poco se maneja con absoluta libertad y soltura. No toma medicamentos y aún maneja su Fiat 600.
Precisamente de su auto rescata un sinfín de historias, como recurrentes viajes a Cerro Largo o a la república Argentina. “Por supuesto que a la chacra nos vamos en el Fitito”, como el propio Cayrus nomina a su vehículo. Los remates ganaderos y las salidas dentro de la ciudad completan parte de su agenda. Cuando lo visitamos se encontraba reparando una silla, aunque ya teníamos algunos datos de que era inquieto y capaz de dejar sin aliento a quien intentara ponerse a la par de sus quehaceres domésticos. Don Elsi Eber Cayrus Davit tiene noventa y un años de edad. Está casado con Esther René Da Graça de ochenta y nueve, -hace de eso sesenta y nueve años-, y recuerda con orgullo aquel lejano 24 de abril de 1940.
Son padres de tres hijos. Ivón Eber, Ricardo Elías y Olga Esther. Tienen seis nietos y cinco bisnietos. Se pueden ver fuertes y felices con su presente, que según el propio “Lito” – tal como lo conocen en su entorno – hoy la vida les brinda comodidades que antes ni siquiera existían. “Los caminos, la energía eléctrica, la televisión y el teléfono hacen las cosas más fáciles. Antes eran tiempos de mucho sacrificio, hasta la propia maquinaria que utilizábamos en las actividades agrícolas eran incómodas”.
Desde los cuatro años de edad vive en colonia Pintos Viana y en cercanías al arroyo Santana. Allí dedicó gran parte de su vida a la producción agrícola ganadero. Plantó trigo, maíz, lino y avena. Ahora uno de sus hijos está encargado de la producción, básicamente lechera y la elaboración de quesos artesanales. Mientras el relato de don Lito cobra mayor intensidad, su esposa rescata algunos pasajes de los años vividos en el campo. “Fíjese que la escuela 44 de la colonia supo funcionar en la propia casa paterna de los Cayrus. Recuerdo que de niña alcancé a concurrir a clases a los salones que años más tarde fueron los dormitorios de la casa. O sea que después de grande y luego de casada con Lito me quedé en ese lugar”. Si bien alquilan una casa en la ciudad de Guichón, no pierden oportunidad de viajar permanentemente al campo. Es más, esperan a que la primavera caliente un poco más sus días para volver; esta parte del año y hasta que culmine el verano la pasan en el campo.
“Todos los fines de año se reúne toda la familia Cayrus, unos doscientos cincuenta, aunque el total de los familiares supera ampliamente esa cifra”, sostiene doña Esther.


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