Paysandú, Lunes 12 de Octubre de 2009
Deportes | 11 Oct ECUADOR 1 uruguay 2
Escenario: Estadio Olímpico Atahualpa de Quito.
Arbitro: Salvio Fagundes. Asistentes: Altemir Hausmann y Roberto Braatz (Terna de Brasil).
Ecuador: Marcelo Elizaga; Néicer Reasco, Iván Hurtado, Geovanny Espinoza (78’ Jorge Guagua), Walter Ayoví; Luis Antonio Valencia, Segundo Castillo, Christian Noboa (57’ Jefferson Montero), Edison Méndez; Christian Benítez y Felipe Caicedo (66’ Edmundo Zura). DT: Sixto Vizuete.
Uruguay: Fernando Muslera; Andrés Scotti, Diego Lugano, Martín Cáceres; Maximiliano Pereira, Diego Pérez (73’ Sebastián Eguren), Walter Gargano, Jorge Rodríguez (59’ Jorge Fucile), Alvaro Pereira; Luis Suárez (83’ Edinson Cavani) y Diego Forlán. DT: Oscar Tabárez.
Goles: 67’ Antonio Valencia, 69’ Luis Suárez, 90’ Diego Forlán (de penal).
Amonestaciones: 22’ Christian Noboa, 68’ Antonio Valencia, 73’ Diego Lugano, 74’ Walter Ayoví, 90’ Marcelo Elizaga.
La inestabilidad celeste a lo largo de las eliminatorias da para todo. Da para sentirse eliminados después de dejar puntos por el camino en forma incomprensible, así como también para mantener viva la llama de la esperanza que los uruguayos futboleros llevamos en el alma.
Por eso, pensándolo fríamente (es cierto, con el resultado consumado) termina siendo no tan incomprensible el poder lograr una victoria de visita, ante Ecuador y en los preocupantes 2.850 metros de altura de Quito. Porque en definitiva, en el fútbol se pueden perder puntos en forma poco creíble, y también ganar partidos prácticamente imposibles. Y, está claro, Uruguay es una prueba viviente de ello.
Anoche se sobrepuso a un estadio en contra, a un equipo que sabe cómo utilizar a su favor los efectos de la altura, y a una estadística totalmente desfavorable. Y se dio el lujo de dar vuelta el marcador y cosechar una victoria por 2 a 1 fundamental para sacarse el respirador de la cara y soñar.
Es más: después de haber quedado (otra vez) al borde del abismo tras la insospechada derrota ante Perú, Uruguay no solo tiene la posibilidad de clasificar en forma directa al Mundial de Sudáfrica 2010 sino que, en el peor de las situaciones, mantiene la chance de acceder al Repechaje, aunque no dependiendo de sí mismo. Y no es poca cosa.
Aferrado a su librito
El equipo de Oscar Tabárez se plantó en forma inteligente en la cancha, y terminó tirando por tierra todos los pronósticos. Más allá de un par de incidencias en las que falló Benítez en la definición, y de que se hizo --como era de esperar-- de la pelota en gran parte del partido, Ecuador sufrió quizá más de lo que se imaginaba. Es verdad que poco a poco los ecuatorianos comenzaron a hacerse fuertes por el sector izquierdo de Uruguay, por donde Alvaro Pereira dejaba espacios al volcarse unos metros más arriba obligando a que Cáceres tuviera que redoblar el esfuerzo.
Pero también Uruguay complicó. Porque más allá de que Muslera también tuvo alguna atajada importante, Forlán tuvo un par de ocasiones en las que pudo concretar, y sobre todo Suárez, al que le cometieron penal (desestimado por el árbitro) pero zafó para rematar de frente al arco para que se luciera el golero en forma estupenda.
Los celestes pecaban a la hora de retener la pelota. El equipo se mostró estirado, sin posibilidades de poder salir en forma agrupada --obligando seguramente por la altura-- y saliendo en largo para los dos delanteros que estaban a demasiados metros, sin poder controlar la pelota o bien recurrir a un compañero para jugar.
Reacción inmediata
Pero así como la altura jugaba en contra de los celestes, los nervios pesaban y mucho entre los ecuatorianos, que venían como pasaban los minutos sin poder concretar. Y Uruguay mantuvo la calma en el complemento; se paró firme atrás y no se salió del libreto escrito por Tabárez, que reformuló la defensa con el ingreso de Fucile por un “Japo” Rodríguez que no pudo hacer pesar su buen pie.
Así, la visita fue cobrando fuerzas. Un clarísimo penal a Suárez desestimado por el árbitro, un par de incidencias en los pies “Palito” Pereira y Forlán quedaron por el camino. Y daba la sensación de que se podía. Pero Ecuador se aliaría a la historia y abriría el marcador tras un centro al segundo palo. Fue un baldazo de agua fría para un equipo aplicado como el celeste, que pudo recuperarse tan solo un minuto más tarde, como para demostrar que no estaba muerto: Suárez definió luego del toque de Forlán al centro del área para mantener viva la llama.
Eguren ingresó para reforzar la mitad de la cancha por el lesionado Pérez, y mientras Ecuador se desesperaba por conseguir la victoria que lo acercara al Mundial, Uruguay mantuvo la cabeza fría como para empezar a pelear palmo a palmo. Y después de un nuevo penal desestimado, ahora en el área celeste, Uruguay salió rápido en contragolpe descolocando al rival, que sobre el final del partido se vio con un penal cobrado en su contra por falta del golero ante Suárez. Forlán, extenuado tras el esfuerzo, colgó la pelota del ángulo derecho del arco ecuatoriano para sellar el partido a favor de la visita. Para dar un batacazo, el mismo que reclamaban los jugadores uruguayos para seguir peleando para estar en el Mundial. El mismo que reclamaban los hinchas después de haber perdido tantos puntos en forma poco creíble a lo largo de las eliminatorias.
Uruguay ganó, cumplió con su obligación, rompió los pronósticos y tiró el respirador. La recuperación dependía de sí mismo. Tras la dolorosa derrota ante Perú necesitaba de dos victorias, dos triunfos casi imposibles: ante Ecuador de visita y frente a Argentina de local.
En Quito, la altura la dosificó Uruguay. Ahora falta sellar el pasaporte en casa, ante Argentina. Y parece que puede ser posible. Con Uruguay, por lo pronto, parece ser creer o reventar.
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