Paysandú, Viernes 16 de Octubre de 2009
Opinion | 14 Oct Hace unos quince días sesionó por primera vez la Cámara Uruguaya de Logística (Conalog), órgano integrado por 18 miembros de la actividad pública y privada, que fuera creada en mayo de este año por iniciativa del Poder Ejecutivo, por lo que puede considerarse que recién ha entrado en funcionamiento.
Por el Estado participan los ministerios de Transporte y Obras Públicas, Relaciones Exteriores y Economía y Finanzas, en tanto por el ámbito privado lo hacen ejecutivos designados por las respectivas cámaras empresariales con directo interés en el tema, desde que es impensable vender logística sin la participación de actores que van en la cosa.
La logística implica contar con instrumentos para potenciar la producción, aplicar conocimiento y valor agregado a servicios y obrar como elemento catalizador fundamental para el desarrollo. A menudo hace la diferencia entre concretar un negocio y perderlo, sobre todo en las naciones de la región, donde se trabaja con materia prima de grandes volúmenes y bajo valor relativo, las que necesitan más que cualquier otra mercadería un aceitado andamiaje para acercar la producción a las bocas de salida hacia ultramar.
En el Uruguay, caracterizado por falencias en infraestructura y un acentuado centralismo que se ha traducido en carreteras apuntando todas hacia Montevideo, pero con dificultades en la red interna de conexión entre áreas departamentales, un ferrocarril obsoleto y vetusto, así como un transporte fluvial olvidado durante varias décadas, se ha desperdiciado mucho tiempo y desaprovechado ventajas comparativas por falta de inversión en logística.
El enclave estratégico del país, entre Argentina y Brasil, pero sobre todo en el extremo austral de la Hidrovía Paraguay-Paraná y su enlace con el río Uruguay, resulta una plataforma logística natural que todavía está inexplotada, aunque en los últimos años, sobre todo a partir de las implantaciones forestales y el “boom” cerealero, se ha creado infraestructura, incluyendo áreas para mercaderías en tránsito, en algunos casos para incorporación de valor agregado y zonas francas en las que se venden servicios, en lo que se percibe apenas como una “punta” para empezar a hacerlo en serio.
El director nacional de Logística, Planificación e Inversiones, Jorge Camaño, consideró que por encima de cualquier otra consideración, la logística debe ser una política de Estado, lográndose institucionalizar esta actividad en el Uruguay en función de los significativos avances que ha tenido en la práctica y en la toma de conciencia de las autoridades.
Evaluó que la logística ha evolucionado en nuestro país hasta constituirse en una especialización constructiva, pero igualmente se requiere avanzar y mantenerla como una política permanente, trascendiendo circunstancias y avatares. Evaluó asimismo el jerarca que la logística está en condiciones de exportar unos mil millones de dólares por año, lo que es comparable con las divisas que ingresan por el turismo y cinco veces más de lo que exporta el software.
En realidad, es impensable el desarrollo sin logística como elemento fundamental de la producción y el comercio, sobre todo en áreas de escasa población y largas distancias que contribuyen a encarecer la ecuación económica. Uruguay cuenta con condiciones naturales para la actividad logística, pese a su condición de país de pequeño mercado por su escasa población, por lo que es impensable que el sector pueda desarrollarse sin la venta de servicios como un plus al apoyo a los sectores productivos.
En este contexto no debe perderse de vista que así como el puerto de Nueva Palmira aparece como la puerta de salida a ultramar para las grandes cargas de mineral y de granos de gran parte del Paraguay, Bolivia y el extremo oeste de Brasil, el puerto de Paysandú, el enlace con Brasil a través de la Ruta 26 y la siempre latente posibilidad --y sobre todo necesidad-- de reactivar el ferrocarril, sitúan a Paysandú como un polo logístico natural en la región, tan pronto se encuentren operativas las primeras obras que se le están incorporando a cuenta de una mayor infraestructura, sin olvidar una posible terminal privada en Casa Blanca y la complementación con Concepción del Uruguay.
Estos son apenas unos elementos a tener en cuenta para asumir que la logística no es meramente una concepción abstracta, sino que engloba condiciones y elementos que se presentan posibles y en gran medida ya tangibles para los sanduceros, aunque algo difusos para el ciudadano común y para muchos potenciales operadores todavía un ideal más o menos lejano. Ello explica que haya cierta reticencia aún para lanzarse al desafío de ir ganando espacios que resultarán fundamentales en el futuro.
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