Paysandú, Domingo 18 de Octubre de 2009
Policiales | 13 Oct Hoy se cumplen dos años de la desaparición de la sanducera Silvia Liliana Brazeiro Píriz, pero sus familiares continúan la lucha como desde el primer día y no bajan los brazos. Tal como se informó oportunamente, Liliana Brazeiro salió de su domicilio a trabajar a las 22.30 del sábado 13 de octubre de 2007 pero nunca regresó.
Desde ese momento sus familiares perdieron contacto con ella y a pesar de haber radicado la denuncia ante la Policía, no han obtenido respuesta en estos dos años.
Liliana, de 37 años al momento de su desaparición, vivía junto a su pareja --quien actualmente está en la Cárcel Departamental por delitos de hurto y rapiña-- y con sus cuatro hijas en la zona de avenida José de San Martín e Independencia.
De acuerdo a lo expresado a EL TELEGRAFO por familiares de Liliana, “el hecho de que no haya habido avances, a nuestro entender, vuelve a poner el tema en exposición y ante todo solicitamos que la población sanducera no se olvide de que hay una sanducera desaparecida”.
Recordaron que Liliana Brazeiro “ejercía la prostitución e incluso estaba vinculada a redes locales del narcotráfico y dentro de sus conocidos estaban delincuentes tales como el narcotraficante Julio César Romero Arguet, apodado ‛El Pichulo’, entre otros”.
Y como si esto fuera poco, indicaron que estaba relacionada con uno de los narcopolicías que traficó cocaína desde Argentina el 18 de enero de 2009. Asimismo aseguraron que “en más de una oportunidad éste le ofreció droga a Liliana, en presencia de sus propios familiares, en locales bailables donde se encontraba haciendo el servicio 222”. Pero al no contar con pruebas reales sobre este tema, “la Policía nunca ha tomado en serio estos datos que amigas y conocidos de Liliana nos han aportado desde el momento de su desaparición, pero que no cuentan oficialmente”.
Más allá de eso, la propia pareja de Liliana --quien es señalado por sus familiares como proxeneta y quien la relacionó al mundo de la droga-- haya realizado una tímida confesión diciendo que “sabía algo muy grande sobre la desaparición de Liliana, pero que hasta este momento no se ha animado a decir nada”. “Parece como si estuviera encubriendo a alguien o tuviera miedo a alguna represalia”, manifestaron los familiares de Brazeiro. Igual suerte corren con sus amistades, quienes “saben muchas cosas, pero no se animan a hablar”.
El año pasado sus familiares habían recibido mensajes falsos sobre el posible paradero de Liliana, indicando que había sido encontrada en el puente internacional “General Artigas” e internada en la Sala de Siquiatría del Hospital Escuela del Litoral. Pero solo constituyeron datos irrelevantes que solo hicieron llegar un aire esperanzador a una familia que, a dos años del hecho, no encuentra consuelo.
De acuerdo a versiones extraoficiales brindadas a EL TELEGRAFO, en la actualidad el tema continúa en proceso a nivel judicial. Incluso Liliana sigue formando parte de las investigaciones de Interpol y del Departamento de Registro de Personas Desaparecidas del Ministerio del Interior.
“El expediente sigue abierto, pero es muy grande el dolor que sus hijas y familiares sentimos”, puntualizaron.
“Queremos que las autoridades nos muestren algo de interés, porque nos han dicho que nos quedemos tranquilos, que cualquier cosa nos llaman, pero lo mínimo que podrían hacer en estos casos es mantenernos al tanto de las actuaciones y darnos seguridad de que realmente se están ocupando de este tema”, exhortaron los familiares de Liliana.
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