Opinion | 20 Oct La Feria Nacional de Clubes de Ciencias que se desarrolló recientemente en el Liceo “Andresito” de Tacuarembó distinguió una vez más a los representantes sanduceros, quienes lograron imponerse en dos categorías, demostrando que nuestro departamento sigue siendo referente en este tipo de competencias.
La trascendencia de este evento organizado por el Programa de Popularización de la Cultura Científica del Ministerio de Educación y Cultura, trasciende el ámbito de la mera competencia y el intercambio estudiantil, ya que año a año involucra activamente a instituciones, docentes y alumnos, al tiempo que representa una gran oportunidad para la ejecución práctica del contenido de los programas curriculares.
En el marco de una convocatoria en permanente crecimiento, alumnos y docentes de todo el país intercambian ideas y luego establecen los lineamientos para la ejecución de proyectos en las áreas Científica, Tecnológica y Social, a través de los cuales competirán en la instancia departamental, clasificatoria para la nacional, cuya sede se traslada en cada edición. El trabajo en el aula y las tareas de campo generan inquietudes, fortalecen el grupo y plantean un nuevo escenario para la educación, al tiempo que estimula la sana competencia y el deseo de superación.
Además, muchos proyectos surgidos en estas instancias apuntan a mejorar procedimientos y mecanismos en todas las áreas, y por lo tanto se convierten en una interesante opción para el mundo empresarial u organismos dispuestos a introducir en su operativa mecanismos y procedimientos novedosos.
Las ferias de clubes de ciencia cumplen con muchos objetivos. Ratifican la capacidad de nuestro estudiantado, generan intercambio y al mismo tiempo representan una interesante fuente de insumos para diferentes áreas del sector público y privado. La responsabilidad, tanto del gobierno como del sector privado, es seguir apostando a nuestros jóvenes, financiar proyectos e invertir en algo que seguramente beneficiará a todos en el mediano y largo plazo.