Locales | 16 Oct Los trabajadores del sector panificación festejan hoy el “Día del Panadero”, aunque los empresarios reciben el feriado con preocupación por el descenso en las ventas y problemas de larga data como el informalismo y el contrabando, aunque admiten que la Intendencia incrementó los controles.
A través de un decreto promulgado en octubre de 2005, se fijó el 16 de octubre como el Día del Panadero, en coincidencia con el Día Mundial del Pan, creado por la Federación Internacional de Panaderos (UIB). Los trabajadores tienen libertad de acción, pero si eligen trabajar deben recibir el doble de remuneración. EL TELEGRAFO dialogó con dos referentes de la actividad, quienes coincidieron en los problemas que aquejan al sector.
El titular de panaderías “Zorrilla”, José María Coghlan, recordó que se trata del día “del trabajador panadero”, ya que el día del patrono panadero es el 22 de noviembre, en tanto aseguró que este 16 de octubre encuentra al sector con “preocupaciones” determinadas por la escasez de ventas y el aumento del contrabando.
“Estamos cansados de luchar, pregonar y golpear puertas”, afirmó el empresario en relación a los problemas que aquejan a la actividad, pero admitió que “algunas cosas se están haciendo” para revertir la situación.
También señaló un aumento en el informalismo y opinó que la imposición del seguro obligatorio para motos repercutió en un aumento del contrabando.
Admitió que “hay más controles de la Intendencia” en aspectos como la procedencia de la harina, aunque dijo no saber si estas fiscalizaciones alcanzan al sector informal. “Contra la Intendencia no tenemos nada porque ellos están haciendo los controles y cada vez más rigurosos, cosa que nos parece bien”.
Informalismo y contrabando
En un tono más optimista pero coincidiendo en varias preocupaciones, el titular de panaderías “La Nueva Paysandú”, Marcelo Ruiz, dijo que el descenso de las ventas es normal a esta altura del año, pero opinó que el Día del Panadero debería festejarse trabajando. “La mayoría de los colegas creo que abren. Si optás por cerrar, te perdés un día de trabajo, y si optás por abrir tenés que pagar como si fuesen dos días de trabajo”, dijo Ruiz en relación al acatamiento y las consecuencias del feriado. Agregó que “en líneas generales” se constata “un bajón de ventas” propio de la altura del año y se espera una recuperación en noviembre.
Aseguró que el informalismo sigue siendo “motivo de preocupación”, pero admitió que la Intendencia “ha trabajado bien” y llegó “a la clausura de algunos establecimientos ilegales”.
“El problema con la ilegalidad en nuestro rubro es que cualquiera puede hacer cualquier cosa en su casa. Arma un hornito y sale a vender”, subrayó Ruiz. Opinó que esta situación “es muy difícil de controlar”, porque los empresarios ilegales, una vez clausurados sus locales, “abren en otro lado con otro nombre”.
También mencionó al contrabando como uno de los motivos del descenso en las ventas y la proliferación de los locales informales, pero opinó que “ha mermado un poquito”, aunque insistió en que entran al país bolsas de cincuenta kilos de harina. “Cada uno lo toma a su manera. Yo soy uno de los que sostiene que hay que festejarlo ‘laburando’”.