Paysandú, Jueves 22 de Octubre de 2009

Nadie es perfecto

¿Bonanza? solo en la televisión retro

Locales | 18 Oct (Por Enrique Julio Sanchez, desde Estados Unidos) Las señales enviadas por el gobierno de Estados Unidos son ciertamente confusas. Hace apenas una semana un senador demócrata del mismo estado que el presidente Barack Obama presentó otro proyecto de ley para concretar una reforma migratoria justa y total, de modo que beneficie a los 12 millones de inmigrantes sin documentos.
En esos días en Washington, se realizó además la Fiesta Latina, en el marco del Mes de la Hispanidad (octubre), de la cual participó el propio Obama, quien bailó brevemente con Thalía.
Pero por otro lado, el gobierno ha firmado acuerdos con 55 agencias estatales y locales para que ayuden a vigilar el cumplimiento de las leyes de inmigración, incluyendo al alguacil de un condado de Arizona, investigado por presunta persecución racial.
Esto cuando el gobierno había suspendido el programa que, según los críticos, era mal manejado y abría la puerta a la discriminación racial. Antes de que se suspendiera, había 66 agencias locales y estatales participantes.
Bajo los términos del nuevo acuerdo, el temido y odiado alguacil Joe Arpaio y sus agentes podrán revisar si los presos en la cárcel del condado de Maricopa, Arizona, están en el país legalmente. Sin embargo, no tendrán el poder de detener a nuevos infractores de leyes de inmigración, como lo habían hecho, confirmó la dirección de inmigración y aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
En esa zona caliente de Arizona, donde ser hispano parece ser un delito, Arpaio, que de hecho no parece muy interesado en perseguir y capturar a los verdaderos delincuentes, en respuesta a esta modificación del acuerdo lanzó en estos días una operación contra la inmigración indocumentada en el área de Phoenix.
Ante esto, muchos defensores de los inmigrantes y de los derechos civiles siguen criticando el programa que convierte a policías regulares en agentes de inmigración. El “Caucus Hispano” del Congreso (el grupo de legisladores de origen hispano) ha pedido que Obama lo cancele.
Pero otros en el propio Congreso señalan que es necesario reducir la inmigración ilegal, como el caso del presidente de la Cámara de Representantes, que aprueba el presupuesto del Departamento de Seguridad Na cional, han presionado al ICE para que deporte a más personas que hayan cometido delitos.
La continuación del llamado “programa 287(g)”, con algunos cambios, refleja la postura del gobierno ante la vigilancia de que se cumplan las leyes de inmigración hasta ahora. El Departamento de Seguridad Na cional ha reformado algunas políticas y programas del gobierno del ex presidente George W. Bush, añadiendo más supervisión y tratando de prevenir abusos a los derechos civiles.
Sin embargo, ha tratado cuidadosamente de no dar la apariencia de que asume una postura débil o que abandona la vigilancia del cumplimiento de las leyes.
En medio de esta arremetida contra la emigración indocumentada, disfrazando las acciones con el supuesto objetivo de perseguir solamente a criminales indocumentados, cuatro agencias locales y estatales se negaron a revisar sus acuerdos 287(g), y dos retiraron sus solicitudes. Se trata de las oficinas de los alguaciles de los condados de Brevard y Manatee (Florida), el departamento de policía de Framingham (Massachusetts), el alguacil de Cumberland (Carolina del Norte), el departamento de Policía de Mesquite (Nevada) y el departamento de Policía de Houston.
Esta situación no solamente confunde a la comunidad hispana, que por un lado ve al presidente bailando su música y por otro ordenar el aumento de medidas de contralor y persecución de indocumentados, sino que agrega preocupación y desconfianza.
Incluso en actividades tan comunes como responder el teléfono, todo ha cambiado. No pocos hispanos simplemente ponen el auricular en su oído y esperan, casi conteniendo la respiración, que del otro lado se escuche una voz familiar o al menos hablando en español.
La confianza de otrora ha desa parecido, agregando un elemento más a las dificultades de simplemente sobrevivir, con uno o dos trabajos dignos, llegando al menos al siguiente cheque, mientras el país enfrenta el mayor déficit presupuestal desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Informes divulgados en las últimas horas señalan que en el ejercicio 2008-2009,  el déficit del Estado federal alcanzó los 1.417.000 millones de dólares, es decir cerca del 10% del PBI estadounidense, para el conjunto del ejercicio cerrado a fines de setiembre, según datos difundidos el viernes por el departamento del Tesoro. El déficit respecto del Producto Bruto Interno nunca había sido tan elevado desde 1945.
Washington se sigue mostrando optimista, pero la realidad nada tiene de optimismo. El desempleo no para de crecer, la inestabilidad laboral es pan de cada día, lo mismo que el congelamiento de los salarios. Y en el caso de los hispanos, el delito de portación de raza está a la orden del día.
Hasta cuándo esta nación que sigue sosteniendo ser una libre y llena de oportunidades podrá aguantar este cúmulo de problemas es una interrogante muy difícil de responder. La potencia sigue viva, pero ya no es lo que supo ser. Bonanza ahora es solamente una recordada serie de televisión.


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