Paysandú, Jueves 29 de Octubre de 2009
Opinion | 22 Oct Posiblemente el estar en campaña electoral haya tenido algo que ver –o mucho-- pero el hecho es que recientemente se ha dado un paso en aras de hacer realidad la instalación de un IMAE (Instituto de Medicina Altamente Especializada) Cardiovascular en Salto, de carácter regional, luego de muchos años de librar una ardua batalla con los intereses inconmovibles vigentes desde siempre en Montevideo.
En este caso con la presencia de autoridades salteñas, de la Sociedad Médico Quirúrgica de Salto y del presidente del directorio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), Dr. Félix González, se realizó en la Junta Departamental una reunión en la que se pretendió plasmar en una especie de carta intención la idea de instalar el Centro Cardiovascular en el vecino departamento.
Este preacuerdo prevé, según propuso el Centro Médico a ASSE, que en unos noventa días se pueda tener la respuesta concreta sobre la factibilidad del emprendimiento y la presentación del proyecto ante el órgano que será juez en esta instancia, que es el Fondo Nacional de Recursos.
Es que si como todos sabemos, el centralismo le causa profundo daño al Uruguay, debemos tener presente que en el área de la salud y en el caso de los institutos de medicina de alta tecnología sus consecuencias son aún más agudas, por cuanto no existe ningún IMAE instalado fuera de Montevideo, por lo que los “uruguayos” de segunda, como los de Artigas, de Paysandú, de Salto, deben ser trasladados cientos de kilómetros para ser atendidos en estos centros, que sin embargo son solventados por todo el país, por supuesto.
Sistemáticamente, argumentando una y mil excusas, el Ministerio de Salud Pública se ha resistido desde siempre a trasladar o crear en el Interior algún centro de alta tecnología en especialidades críticas, como son precisamente las afecciones cardiovasculares, y en el actual gobierno las cosas no han sido distintas, sino que los mismos intereses de siempre han primado por sobre los derechos de los ciudadanos del Interior a recibir la asistencia debida. Tenemos así que por ejemplo, tras un duro batallar y haberse retomado esta iniciativa por los vecinos salteños hace un tiempo, con el apoyo de autoridades y colegas médicos de los departamentos de la región, se había logrado en principio el visto bueno del anterior titular de ASSE, pero cuando éste renunció y asumió el actual director, debió encararse nuevamente toda la tramitación al haber quedado todo en fojas cero o carecerse de documentación al respecto.
Por supuesto, no hay voluntad política en las esferas de los institutos y profesionales de medicina capitalinos para hacer realidad este como otros proyectos de centros de alta tecnología en el Interior, como no la hay tampoco para instalar un centro de litotricia en el Hospital de Paysandú, del que se llevaron en esta administración el costoso aparato para instalarlo en Montevideo, con la promesa de devolverlo en poco tiempo o llamar a licitación para instalar uno nuevo en Paysandú en seis meses, cosa que hasta ahora no ha ocurrido, pese a que han transcurrido ya más de dos años. Es cierto, las autoridades departamentales y del propio Hospital sanducero han estado omisas al no plantarse con firmeza por esta actitud ante las autoridades ministeriales, y todo indica que este centro regional en Paysandú va a demorar mucho en hacerse realidad, si es que un día se logra.
Pero en el caso de Salto por lo menos ahora se ha dado este paso del preacuerdo, para seguir analizando y sobre todo habilitar el estudio sobre factibilidad económica del emprendimiento, es decir que pueda obtenerse una conjunción entre los actores privados y públicos en el área de la medicina para incorporar el Centro Cardiovascular de carácter regional.
Es que en el caso del Ministerio de Salud Pública, como en tantas áreas del gobierno nacional, cuando se decide instalar un IMAE en Montevideo ni siquiera se considera su factibilidad económica, y en un abrir y cerrar de ojos se hace el proyecto, se encuentran los recursos y todos contentos, como ocurre con el faraónico proyecto del auditorio del Sodre, a un costo de decenas de millones de dólares, que pagamos todos para que lo disfruten solo los montevideanos.
Pero un IMAE es otra cosa, y así como los salteños y la región necesitan su Centro Cardiovascular, para beneficio de una amplia región, también en otros puntos clave del territorio nacional es preciso contar con institutos de alta tecnología, para que por lo menos en la salud no sigamos viviendo en un país en el que los ciudadanos sigan divididos en categorías según la distancia a la que se encuentren de Montevideo. Es de esperar que el resultado del estudio económico sea favorable al emprendimiento, o habrá que seguir muriendo... camino a la capital.
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