Locales | 30 Oct Tiene dieciocho años y cursa quinto de biológica en el liceo de villa Quebracho. Vive junto a sus padres y con tres de sus hermanos en el establecimiento El Guaraní en la ruta 26. Hace unos cinco meses que está en nuestro país. Pero, no esconde su deseo de regresar a su tierra natal. Allí están parte de sus afectos y de sus amistades que siempre esperan por ella.
Noelia Catalano es hija de Claudia Romero y Carlos Catalano, y es la cuarta de cinco hermanos; Julián, Oscar a quien prefiere llamar Freddy, Matías y Franco de 3 años.
En Argentina estudiaba Ciencias Sociales, pero cuando se inscribió en el liceo de Quebracho tuvo que cambiar de orientación, porque no sabía cómo eran las materias en nuestro país. Cuando completó la documentación, los docentes se dieron cuenta de su perfil de estudios, aunque de todos modos se adaptó a las nuevas asignaturas. Asegura que química es la que más le cuesta estudiar y la que mejor le va es dibujo, es una alumna de “media tabla” dice.
La realidad del lugar en el que vive actualmente es diametralmente opuesta a su Moreno natal en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Pero, en sus planes está volver y así poder ingresar a la Fuerza Aérea Argentina, donde asegura que podrá estudiar y trabajar. Es que en sus sueños revolotea la ilusión de ser azafata comedia musical y teatro complementarían parte de ese proyecto.
En cuanto a la literatura que estudiaba en Moreno es muy diferente a la que estudia acá. “Allá se estudian los textos y después se aplican a obras de teatro y a eso lo extraño mucho”.
Luego de acceder a la entrevista con EL TELEGRAFO nos relató como fue que se vino a vivir al interior rural de Paysandú. Su padre trabajaba en Argentina en una empresa de seguridad y un día su patrón le ofreció un puesto como encargado de un establecimiento rural en Uruguay. Noelia agrega que “es un trabajo estable y por lo pronto creo que para siempre”.
Muestra cierta predilección por la comida chatarra y por eso no le preocupa demasiado algunas diferencias que pueden existir entre algunos gustos gastronómicos de uno y otro país. Ciertamente, algunos modismos idiomáticos – propios de los uruguayos – al principio le resultaron difíciles de entender, pero se adaptó sin mayores problemas. Concurre al liceo en moto o camioneta y muy de vez en cuando en ómnibus. Mantiene una permanente y fluida comunicación con sus amistades de la infancia y parte de la adolescencia. El día que entrevistamos a Noelia jugaban Argentina y Uruguay por las eliminatorias sudamericanas para el mundial de Sudáfrica 2010. Pero, no hizo ningún comentario, pues no mira fútbol.
Si bien la joven, extraña al resto de sus familiares y a sus amistades en Argentina, afirma que aquí se vive mucho más tranquilo y sin el miedo de pensar que algo te puede ocurrir, haciendo referencia a la seguridad pública. Sobre el final de la charla, Noelia comentó que estaba algo ansiosa para que llegara el fin de semana, porque viajaba a Moreno para festejar el día de la madre junto al resto de la familia.