Paysandú, Sábado 07 de Noviembre de 2009
Opinion | 06 Nov El gobierno del comandante Hugo Chávez decidió implementar restricciones a efectos de reducir el consumo de agua potable y electricidad, que por el momento señala como “sugerencias a la población” en cuanto a limitar las duchas a los tres minutos, colocar decoraciones navideñas modestas y disputar partidos de fútbol solo de día.
Y por las dudas, esta semana se inicia la aplicación de prolongadas restricciones, como consecuencia de la falta de lluvias y el “derroche” de los sectores pudientes, de acuerdo a las explicaciones del gobierno.
Es que Venezuela, un país con grandes recursos naturales, sobre todo en lo que refiere a la riqueza petrolera, tiene un déficit de agua del 25 por ciento y una demanda de electricidad de 17.000 megavatios, que supera la generación actual disponible en el país caribeño.
Desde este lunes los habitantes de Caracas sufren racionamientos de agua que pueden durar hasta 48 horas por semana y se extenderán hasta mayo, cuando comienza la estación de lluvias, pero mientras tanto habrá cortes por zonas y los hospitales serán atendidos con camiones cisterna o pozos.
Por supuesto, ya el mero hecho de anunciar restricciones implica una sobredemanda que ha repercutido en el transporte incesante de agua por la población en bidones, y en los edificios de apartamentos se trata de acumular el máximo de agua posible para cuando llegue el período de cortes.
Igualmente, el presidente “bolivariano” Hugo Chávez tiene su propia explicación y receta ante esta situación y entiende que el capitalismo está detrás del derrroche de agua y electricidad, sobre todo porque “los ricos llenan sus piscinas” del agua que “se le niega a los pobres”, por lo que considera que el problema es la falta de sentimientos y de humanidad de quienes más tienen.
Es decir, nada con lo que tenga que ver su gobierno, pero por las dudas, puso como ejemplo a la población que él sólo tarda tres minutos para ducharse, por lo que se desprende que todo aquel que por alguna razón tarda más de ese tiempo en la higiene personal bajo la ducha, estará asociándose a la falta de solidaridad y de humanidad de los grupos más pudientes.
Más aún, por si a alguien le quedaba alguna duda, fue más explícito: “tres minutos es más que suficiente, tres he contado yo y no quedo hediendo. Se los garantizo. Un minuto para mojarse, un minuto para jabón y champú y otro para quitárselo”.
Por supuesto, las alternativas de la higiene personal de Chávez no nos interesan, aunque nos permitimos dudar sobre si efectivamente tiene esa austeridad “solidaria”, desde que sus costumbres personales y aporte personal “a la causa popular” forman parte indisoluble de la imagen que intenta transmitir a los venezolanos y al mundo.
Pero sí como gobernante, y en su carácter de autoerigido líder de la revolución bolivariana que pretende extender a la región, tiene una enorme responsabilidad por esta situación de carencias, desde que hace años que ejerce el poder prácticamente sin límites en su país, y por lo menos, si le interesara realmente el bienestar y la calidad de vida de los venezolanos, debió pensar ya hace años en hacer realidad proyectos de infraestructura que le permitan ir cambiando este perfil de carencias en servicios esenciales, y tener más o menos resuelta buena parte del problema.
En cambio, sus prioridades han pasado por otro lado, y es así que al servicio de su ideología y de perfil mesiánico de “libertador”, se ha dedicado a volcar miles de millones de dólares obtenidos durante el auge de los precios del petróleo, a la compra de sofisticado armamento a Rusia, elegido como su principal abastecedor y asesor en el uso de su potencial bélico, para tener un poder disuasivo hacia su vecina Colombia y la “amenaza” de invasión que imagina e intenta transmitir a sus compatriotas y seguidores de otras partes del mundo que todavía creen en sus delirios.
Si el gobernante caribeño hubiera invertido apenas una parte de este dinero en infraestructura de generación y distribución eléctrica, en pozos y reservas de agua, en mejorar las redes, seguramente hoy podría presentar a los venezolanos soluciones a viejos problemas en lugar de invitarlos a que se bañen menos, prendan menos luces y a los ricos a que dejen sus piscinas vacías, mientras esperan que llueva
. Pero claro, cualquier excusa es buena para intentar llevar agua para su molino y reafirmar su visión ideológica por la que entiende pasan todos los temas, cuando en realidad está tendiendo una cortina de humo para echar sobre otros las culpas propias, de las que a esta altura nadie con más de dos dedos de frente puede dudar.
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