Paysandú, Lunes 09 de Noviembre de 2009
Opinion | 07 Nov Los “dedazos” para el acceso a los cargos públicos han sido una constante en nuestro país, bajo administraciones de todos los partidos y por cierto que la del Frente Amplio, lejos de ser una excepción, ha confirmado la regla, solo que con la diferencia de que se ha tratado de salvar las apariencias, levantando la bandera de la transparencia.
Pero ¿es real esta transparencia o estamos simplemente ante un barniz para dorar la píldora? La respuesta sin dudas es que estamos ante el mismo perro con diferente collar, porque el hecho de que se publicite el llamado a concurso para acceder a determinados cargos dentro del Estado no es sinónimo de transparencia ni mucho menos, y a la vez se han creado incluso más cargos de confianza que en gobiernos anteriores, en base a la designación política, sin otro mérito que ser del mismo partido que el que ejerce el poder.
Todavía está fresco el episodio de Antel, que epilogó con la renuncia del presidente y la vicepresidenta del Directorio del organismo, así como el procesamiento de un “asesor” que ingresó a un alto cargo simplemente argumentando que contaba con la recomendación del secretario de la Presidencia, Jorge Vázquez.
Pero los llamados a concurso son una forma aún más perversa y retorcida para hacer lo mismo que gobiernos anteriores, tratando de vender una imagen distinta a la ciudadanía. Así, la etapa del llamado a interesados y el concurso se hacen como está establecido, pero el “dedazo” aparece a la hora de la evaluación y la designación de los ganadores, los que indefectiblemente siempre pertenecen al partido de gobierno.
El episodio más reciente al respecto dado a conocer por una militante frenteamplista, que denunció el tema por Radio Sarandí y dio a la emisora cuatro nombres de los cinco que luego fueron serían designados para cargos en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, antes de que se pronunciara el tribunal de elección.
Los designados fueron todos becarios del Movimiento de Participación Popular (MPP), elegidos antes de que se hiciera el simulacro de concurso, y pese a que la mujer denunció el tema al ex ministro José Mujica, éste no tomó cartas en el asunto.
“¿Como podemos ser tan crueles de armar un concurso cuando realmente ya tenemos definidos todos los nombres”, preguntó la mujer. Ocurre que en política son pocos los que tienen derecho a tirar la primera piedra, aunque pretendan “vender” transparencia, honestidad y virtudes al por mayor.
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