Paysandú, Sábado 21 de Noviembre de 2009
Opinion | 21 Nov La campaña preelectoral no es un buen momento para aceptar como válidas propuestas que se lanzan alegremente en tren de captar votos, y que a la vez refieren comunmente a enunciados generales que no pueden dar lugar a cuestionamientos, la mayoría de las veces además referidos al qué pero no al cómo.
Y por cierto que de este pecado no hay colectividad política que esté libre y en condiciones de tirar la primera piedra, incluyendo por supuesto al partido de gobierno, que lanzó por ejemplo como una iniciativa revolucionaria la reforma de la salud, con carácter inclusivo pero a la vez apresurada, que en su carácter voluntarista ha dejado muchos flancos sin cubrir y que en determinados sectores podría causar más daño que sus supuestos beneficios.
Y así se han lanzado proyectos en teoría intachables, pero que pecan de inviabilidad de instrumentación, con falencias que tienen que ver con la disponibilidad de recursos y la sustentabilidad, basados en el argumento de que hay que empezar, para luego ir corrigiendo los problemas sobre la marcha. Ello implica improvisación y “parches” que a la vez a menudo quedan como permanentes, aunque se diga en su momento que es para “ir tirando”.
La salud es un tema prioritario y aunque se haga hincapié en los sectores más vulnerables, que tienen serias dificultades de acceso a estos servicios de todas formas, no debe perderse de vista que a las agudas diferencias que existen entre Montevideo e Interior, hay un tercer aspecto olvidado que refiere al Interior profundo, donde las distancias, las carencias en materia de médicos residentes y dificultades para instrumentar programas de prevención, en parte por una cultura propia del hombre de campo –aquí sí hay clara diferencia entre la disposición de hombres y mujeres--, agravan las asimetrías. Pero está también pendiente la gran “reforma” en materia del acceso a los centros de medicina altamente especializada, y posiblemente el estar en campaña electoral haya tenido algo que ver –o mucho— con el hecho de que recientemente se ha dado un paso en aras de hacer realidad la instalación de un IMAE (Instituto de Medicina Altamente Especializada) Cardiovascular en Salto, de carácter regional, luego de muchos años de librar una ardua batalla con el centralismo montevideano.
Así, con la presencia de autoridades salteñas, de la Sociedad Médico Quirúrgica de Salto y del presidente del directorio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), Dr. Félix González, se suscribió el mes pasado una especie de carta intención para la idea de instalar el Centro Cardiovascular en el vecino departamento.
Este preacuerdo prevé, según propuso el Centro Médico a ASSE, que en unos noventa días –a partir de entonces-- se pueda tener la respuesta concreta sobre la factibilidad del emprendimiento y la presentación del proyecto ante el órgano que será juez en esta instancia, que es el Fondo Nacional de Recursos.
La realidad indica que por encima de los discursos de ocasión de los ministros y otras autoridades de Salud Pública, no han instalado ningún IMAE fuera de Montevideo, por lo que los “uruguayos” de segunda, como los de Artigas, de Paysandú, de Salto, deben ser trasladados cientos de kilómetros para ser atendidos en estos centros en Montevideo, que sin embargo son solventados por todo el país.
El Ministerio de Salud Pública se ha resistido desde siempre a trasladar o crear en el Interior algún centro de alta tecnología en especialidades críticas, como son precisamente las afecciones cardiovasculares, y en el actual gobierno las cosas no han sido distintas, sino que los mismos intereses de siempre han primado sobre los derechos de los ciudadanos del Interior a recibir la asistencia debida.
Por supuesto, no hay voluntad política en las esferas de los institutos y profesionales de medicina capitalinos para hacer realidad este como otros proyectos de centros de alta tecnología en el Interior, como no la hay tampoco para instalar un centro de litotricia en el Hospital de Paysandú, del que se llevaron en esta administración el costoso aparato para instalarlo en Montevideo sin cumplir con la promesa de devolverlo en poco tiempo, mientras las autoridades departamentales y las del Hospital siguen guardando llamativo silencio sobre el particular.
Y tras el fragor de una campaña electoral en que todo se distorsiona y se analiza en clave de votos, corresponde que los legisladores del Interior, los intendentes, con el apoyo de las fuerzas v ivas, reclamen una verdadera regionalización de los institutos de alta tecnología, sobre todo al norte del río Negro, para superar la barrera de las largas distancias con Montevideo, y por lo menos atenuar las flagrantes diferencias que también en materia de salud se siguen dando entre Interior y Montevideo, siempre en perjuicio de los que residen al norte del Santa Lucía, y peor aún, al norte del río Negro.
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