Paysandú, Domingo 22 de Noviembre de 2009
Deportes | 19 Nov Al que quiera celeste, que le cueste. Pero dicen que así se disfruta más. Diego Lugano, apenas el árbitro suizo pitó el final del partido, pintó el sentimiento de todo un país: “estamos destinados a sufrir. Estuvimos afuera, ahora adentro... Pero así se disfruta más”.
Es que Uruguay sufrió más de la cuenta. Mucho más de lo que debía ante un pobre equipo de Costa Rica que llegó prácticamente sin chances tras haber perdido el partido de ida del Repechaje, pero que terminó por complicar y mucho a un equipo celeste que no pudo vencer a los ticos en un repleto Estadio Centenario, y que terminó cediendo un empate 1 a 1.
Aquel gol sin lujos del capitán celeste, enviando la pelota al fondo del arco con el alma en la madrugada del domingo anterior, terminó siendo vital: valió nada menos que el pasaje al Mundial. Sufrido, es verdad, pero en definitiva termina depositando a Uruguay en el mismo lugar que a otras 31 selecciones de todo el mundo: en Sudáfrica.
Los celestes se complicaron más de la cuenta, y dependieron casi exclusivamente de Lodeiro para generar el fútbol que se esperaba, y que apareció solo cuando el volante se mantuvo en el terreno de juego. Todo se hizo cuesta arriba, porque Uruguay se mostró nervioso, impreciso, sin soltarse. Apenas un remate de Forlán y enseguida un cabezazo de Godín apenas iniciado el partido, o una gran jugada de Lodeiro que desperdició finalmente Suárez.
Uruguay era un manojo de nervios ante un rival pobre, que igualmente obligó con un par de remates de media distancia y que dejó a todo un país con el corazón en la boca cuando Muslera rechazó una pelota corta que le había pasado Godín.
Los celestes no le encontraban al vuelta, aunque parecieron tenerla más clara en el complemento. Ahora Maxi Pereira se soltaba por su lateral, Eguren tuvo su chance con un cabezazo cruzado que se fue apenas afuera, y Forlán tuvo en sus pies un par de ocasiones, una que fue desestimada por el golero en gran forma y otra que terminó con un remate desviado.
Uruguay era más, parecía afirmarse definitivamente en la cancha. Más aun cuando llegó el gol de Abreu, que en la segunda pelota que le enviaron al área desde su ingreso, se dio el gusto de hacer delirar a todos.
El equipo de Oscar Tabárez ponía un marcador global de 2 a 0, que definitivamente acercaba a los celestes a Sudáfrica. Pero fiel a su costumbre, como le sucedió a lo largo de todas las eliminatorias, Uruguay terminó por complicarse la vida.
Porque Costa Rica alcanzó la igualdad tras aprovechar un rebote, y después metió a Uruguay en su campo, contando con el paso de los minutos con tres chances claras de gol que pudieron haber sellado la suerte a su favor.
Fiel a su costumbre, sufriendo hasta el último minuto, Uruguay logró el objetivo. No fue la victoria que se esperaba si se pone en la balanza un equipo y otro. Fue un empate que no esperaba nadie, pero en definitiva la igualdad era uno de los dos resultados que le servían a los celestes tras aquel gol de Lugano en Costa Rica. Ya está. Se terminó. Uruguay se quedó con la clasificación después de una eliminatoria irregular, en la que pudo clasificar directo pero como siempre terminó pagando un peaje más para llegar a Sudáfrica. Los celestes se quedaron con el último boleto disponible en el mundo para la máxima cita del fútbol mundial, rascando el bolsillo. Pero, digan lo que digan, se terminó disfrutando como un pasaje en primera clase.
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