Opinion | 18 Nov Hoy se conmemora el Día Mundial de de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), una afección que no tiene la difusión de otras patologías en el conocimiento popular, pero que en cambio tiene una incidencia significativa a partir de predisposición genética en algunos casos, y sobre todo por prácticas y costumbres autodestructivas del ser humano.
En nuestro país en realidad se ha institucionalizado la celebración de un día específico para recordar un sin fin de materias pendientes, a lo que deberíamos volcar un esfuerzo constante a fin de atenderlas y corregirlas, en lugar de incorporar una jornada específica para recordarnos lo que deberíamos hacer espontáneamente.
Pero esta es nuestra idiosincrasia, y por lo menos se sigue apostando a que por fuerza de la repetición se logre una concientización que permita cambiar la pisada en cuanto a las acciones preventivas y de diagnóstico precoz que apunten a lograr otro diagnóstico cuando el problema resulte inevitable.
Pero en el caso de la EPOC, que afecta la calidad de vida de muchos uruguayos, la concientización pasa por eliminar factores de riesgo que puedan llegar a la masa crítica junto con la manifestación de predisposición genética, como es en este caso el tabaquismo, que está presente casi en el cien por ciento de los casos de EPOC.
En Montevideo, en coincidencia con este Día Mundial, se habrá de instalar una carpa en Plaza Cagancha, donde se realizarán tests funcionales respiratorios a personas fumadoras mayores de cuarenta años, en forma gratuita, con el fin de detectar eventuales estados incipientes de esta dolencia. Lamentablemente, esta adicción es una de las manifestaciones más notorias de prácticas autodestructivas, que no solo involucran a la EPOC, sino que tiene que ver con problemas cardiorrespiratorios, hipertensión, arterioesclerosis, cánceres y otras patologías que afectan a un alto porcentaje de la población.
El Día Mundial de la EPOC es una buena oportunidad, por si hiciera falta, para que quienes presenten factores de riesgo evitables, como el tabaquismo y el sedentarismo, mediten en profundidad qué tipo de vida eligen, por ellos y por su familia, y opten por agregar cantidad y calidad a los años por vivir.