Paysandú, Miércoles 25 de Noviembre de 2009

Opiniones

La Voz del Público

Locales | 25 Nov El progreso y el aborto
El pensamiento de izquierdas recoge muchas ideas, pero un denominador común a todas ellas es el progresismo. Es decir las ideas de izquierdas son progresistas, mediante ellas se alcanza el progreso, se “avanza”. Una sociedad progresista es una sociedad que avanza, sus miembros tienen cada vez más derechos, están más protegidos frente a eventualidades: vivienda, enfermedad, paro, vejez. Por el contrario una sociedad no progresista es conservadora y no “avanza”, en sus miembros hay cada vez más desigualdad en derechos, y hay muchos miembros a los que por diversas causas se les margina y tienen que vivir en las orillas de esa sociedad: parados, clases bajas, homosexuales, etcétera.
Esta clasificación se la da el izquierdismo a su propio ideario y es indiscutible, mientras no se demuestre lo contrario; que casi nunca se da. El pensamiento que podíamos decir que no es de izquierdas, tiene de partida un valor menor por que no es “progresista”. Estos clichés están muy admitidos hoy en día por toda la clase política que podríamos llamar de izquierdas (faltaría más); y por buena parte de la clase política de derechas, lo que tiene narices.  
Admitido pues que el pensamiento de izquierdas es “progresista”; me cuesta mucho entender ese afán por imponer la ley del aborto que nos espera. ¿Es progresista matar? Una sociedad que avanza, ¿lo puede hacer con 100.000 abortos cada año? Y las madres que abortan ¿qué pasa con ellas? ¿Cómo se puede estar en contra de la pena de muerte para presidiarios --yo también lo estoy-- y defender otra pena de muerte para quien aún no ha nacido solo porque es un embrión, o un feto de menos de 14 semanas, o tiene alguna supuesta malformación y aún no ha cumplido las 22 semanas?¿Dónde está aquí el progreso? ¿Hacia dónde avanzamos, como no sea hacia un abismo? ¿No será más bien esto: primero ofrecemos a nuestros jóvenes el Paraíso en una conducta sexual desquiciada, (cuanto más joven te inicies en el sexo y más promiscuo/a seas mejor para ti); cuando como consecuencia de lo anterior lleguen embarazos no deseados, no te preocupes que abortas y aquí no pasa nada; y cuando después de tanta locura lleguen las consecuencias en forma de daños sicológicos para la mujer --la principal víctima de toda esta tragedia, junto con el no nacido-- tendremos una nueva súbdita que aceptará con alborozo cualquier nueva consigna que se le de? 
Resulta paradójico saber que en los dos regímenes más dañinos que ha conocido la humanidad, el nazismo y el comunismo estalinista, se fomentaba una sexualidad lo más irresponsable posible, abierta solo al instinto, y la facilidad para abortar era incluso superior a lo que pretende esta ley. Bien lo sabían, los capitostes de estos regímenes: cuanto más deshumanizado estuviera el/la individuo/a más fácil era su control por los poderosos aparatos estatales que ellos gobernaban. En el fondo todas las leyes inhumanas --y esta ley del aborto lo es-- lo último que pretenden es convertir a las personas en súbditos en manos de un estado poderoso. Ojo.
Alejandro Pérez Benedicto


EDICIONES ANTERIORES

A partir del 01/07/2008

Nov / 2009

Lu

Ma

Mi

Ju

Vi

Sa

Do

12

12

12

12

12

12

12

12

12

12

12

12

Diario El Telégrafo

18 de Julio 1027 | Paysandú | Uruguay
Teléfono: (598) 47223141 | correo@eltelegrafo.com