Paysandú, Martes 01 de Diciembre de 2009
Rurales | 28 Nov La presentación de la experiencia del proyecto ganadero de Forestal Oriental por parte del ingeniero agrónomo Alvaro Simeone, dejó en claro que los números de la ganadería en la forestación son interesantes, siendo “muy promisoria la recría de terneras y vaquillonas en áreas no forestadas de emprendimientos forestales”.
El reconocido profesional, docente y técnico de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, analizó que coeficiente técnico se debería utilizar “si quisiéramos pastorear un campo forestal, las áreas de bajo o de desperdicio forestal”.
Para responder esa pregunta utilizó el procesamiento de datos del emprendimiento piloto realizado en los últimos tres años en la zona de Tres Bocas, entre ruta 2 y 24. “Ahí trabajamos con unas 4.000 cabezas de ganado y generamos coeficientes técnicos, tanto midiendo la producción de pasto y la performance animal, que nos permiten presupuestar hoy con un poquito más de precisión”.
Entiende el profesional que “aparece como muy promisoria la recría de terneras y vaquillonas, más que la invernada o la cría”. Agrega que es buena una especialización en las categorías mencionadas en áreas no forestadas de emprendimientos forestales”. La inclinación a estas categorías se debe a que “básicamente la invernada para llegar al peso de faena es mucho tiempo y se diluye mucho el tiempo --las tasas de ganancia porque la base forrajera es básicamente campo natural--, de ahí que el tiempo relativo de los requerimientos de mantenimiento de los animales comienza a pesar. La eficiencia de conversión de toda la dieta es baja”, sostuvo.
En cambio en los períodos relativamente cortos “las terneras pasan un invierno o un invierno y medio, que les permite llegar a peso de entore a los dos años en el entorno de los 300 kilos y de ahí inseminarlas y llevarlas a sus campos originales, o bien quedan hasta el diagnóstico de gestación en otoño”.
Números
El nivel de producción de carne que se obtuvo en este emprendimiento es de 97 kilos de carne en un área de 3.080 hectáreas (área relativamente importante). “El gasto que se tuvo fue el componente de suplementación invernal utilizándose comederos de alto consumo, validando la tecnología que utilizamos en la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC) de Facultad de Agronomía”, dijo.
Se verificó un consumo total por hectárea de 70 kilos de concentrado. Agregó que “70 por 3.000 (has.) nos da unas 210 toneladas total de concentrado”.
Aclaró que estos números se obtienen “en dos años de seca –se inició en mayo 2007--, por lo que los números potencialmente en niveles de productividad son para seguir trabajando. En este caso estamos 30% por debajo del potencial”.
Experimentos
El citado profesional mencionó en su exposición, dos experimentos de trabajo que se montarán en Tres Bocas, asociados al potencial del efecto benéfico de la sombra sobre la performance de los animales en el verano, y eventualmente que impacto podría tener el abrigo en el invierno. Por tal motivo se montarán pequeños experimentos en verano con y sin acceso a la sombra de los montes y en invierno con y sin acceso al abrigo.
Primer año
Hace un año se intentó responder a una pregunta referida a ¿cuál es el impacto de forestar una parte de un campo ganadero, sobre un resultado económico global?.
En esa oportunidad se utilizó un modelo de simulación y el impacto de forestar “fue muy bueno para un campo ganadero, no solamente porque mejora el resultado económico, sino porque optimiza el área de pastoreo”, recordó Simeone.
“Como quedan los mejores campos para pastoreo, la eficiencia de productividad del proceso de producción de campo se incrementa significativamente. Mejora el número de la forestación, de la ganadería y por lo tanto las sinergias que se dan son muy importantes”, concluyó.
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