Deportes | 27 Nov El Club Remeros Paysandú le pone el pecho a las balas. Más allá de que lamentablemente conoce a la perfección lo que significa una creciente del río Uruguay, la situación por la que atraviesa la zona no deja de complicar sobremanera el funcionamiento de la institución.
El miércoles el agua prácticamente llegaba hasta el gimnasio del club del rombo blanco, y demás está decir que no hay actividad deportiva que pueda desarrollarse con este sombrío panorama.
Los dirigentes entablan contactos con el resto de los clubes de Paysandú y se han encontrado con las muestras de solidaridad que son infaltables a la hora de dar una mano, lo que ha permitido que algunas de las actividades que se llevan a cabo habitualmente en el club de la costa puedan trasladarse a otras instituciones, permitiendo así que se pueda brindar algunos de los servicios a la masa social.
“Estamos buscando lugares a utilizar como alternativa; por ahora todo parece indicar que en el Club Social se realizarán algunas actividades, esperamos la respuesta del Club Paysandú para las clases de aeróbica, Wanderers nos dará una mano con el básquetbol y la natación se iría a la Plaza de Deportes”, dijo uno de los dirigentes del Club Remeros al ser consultado sobre cómo se diagrama la vida del club con la creciente. Por lo pronto, la oficina administrativa debió trasladarse a un local ubicado en Montevideo y Washington.
“Hay pocos lugares, pero a medida que los consigamos se mantendrán las actividades. Todo se hace con la buena voluntad de los clubes, porque si tuviéramos que pagar alquiler para trasladar los servicios sería imposible. Nos dan una gran mano”, se agregó.
La vida deportiva del Remeros pretende latir fuera de sus instalaciones, que pintan un panorama desolador. Solo el personal de mantenimiento ronda el primer piso durante el día, y un sereno se ocupa de vigilar lo que está todavía fuera del agua para evitar que lo que queda sea saqueado. “Es increíble pero eso sucede”, se afirmó.
¿Cómo seguirá la vida del Remeros de aquí en más? Como la situación permita mover la cintura: se mandará a algunos profesores al seguro de paro, y se cruza los dedos a la espera de la decisión de los socios a la hora de pagar la cuota el próximo mes. Una cuota que estuvo en discusión hace pocas semanas, cuando se aprobó el aumento para poder comenzar a cumplir con las obligaciones de BPS y con los propios profesores. “Pensamos mandar gente al seguro de paro, aunque no será mucha en la medida que podamos conseguir lugares para desarrollar las actividades --más allá de que los profesores verán reducida su carga horaria--, y porque son varios los que tienen licencia para tomarse. Pero existe mucha incertidumbre en cuanto a lo que pueda suceder, y en cuanto no sabemos cómo responderán los socios a la hora de pagar la cuota. Por el momento hemos perdido unos 40 por el aumento de la cuota, otros pasaron de familiar a individual, pero el incremento nos ha permitido este mes cumplir con el BPS y tener la seguridad de que podemos pagarle el aguinaldo a los profesores”, se explicó.