Opinion | 30 Nov Varias personas resultaron heridas ayer en la represión policial de una manifestación de seguidores del depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya, en la norteña ciudad de San Pedro Sula. La policía también reprimió con agua desde camiones hidrantes, a la vez de perseguir y detener algunos alborotadores. Esto ocurrió en la jornada electoral hondureña, surgida de una decisión tomada por un gobierno de facto.
Felizmente, la jornada electoral en nuestro país se desarrolló sin nada que la empañara, salvo la lluvia. El presidente Tabaré Vázquez reconoció que las elecciones que se celebraron en Uruguay y en Honduras “están en el polo opuesto”.
Una vez más los uruguayos se comportaron a la altura de las circunstancias. Sana costumbre, que esperamos nunca pierda la ciudadanía. En medio de las banderas y el entusiasmo de los partidarios de los dos candidatos, el acto electoral se vivió con normalidad.
Quizás se debe a que nuestros políticos --a quienes siempre criticamos por sobradas razones y seguramente seguiremos haciéndolo-- colaboran animando a la ciudadanía a mantener su tradicional postura de respeto y tolerancia. El viernes, el ministro del Interior, Jorge Bruni, y representantes del Frente Amplio y el Partido Nacional también abogaron por la paz y la tolerancia en los festejos del partido triunfador de la segunda vuelta.
Mientras que Luis Alberto Lacalle abogó ayer por la unidad nacional, característica que indicó compone el “espíritu de la democracia”, así como Julio María Sanguinetti recalcó que “la democracia ahora está toda reconstituida y reconfigurada”.
O quizás es simplemente parte de nuestra idiosincrasia. Como sea, hoy es un nuevo día, en el que los uruguayos debemos continuar trabajando y luchando por el desarrollo de nuestro pequeño pero hermoso país, y por mejorar la calidad de vida de sus habitantes.