Paysandú, Martes 08 de Diciembre de 2009
Locales | 04 Dic Tiene 34 años de edad. Hijo de agricultores, soñó – como otros tantos gurises del interior rural – con un futuro en la ciudad, pero el destino lo devolvió a su pago natal. Milton Köln es un joven productor que desde muy temprana edad quiso trabajar en radio y aunque en cierta forma logró su objetivo, el esfuerzo y sacrificio no fueron suficientes para consolidarse como hombre del medio radiofónico. Viajar en bicicleta desde Porvenir hasta la ciudad no le significaba mayor esfuerzo, pues sus ganas por llegar, siempre estuvieron por encima de cualquier desgaste físico o mental.
Estudió en la academia de locutores ALMA y a fines de 1989 estaba casi listo para comenzar con la experiencia práctica. Fue así que al igual que otros de sus compañeros fue convocado por Francisco Debali, coordinador del equipo de la Panorámica Deportiva de CW 35 Radio Paysandú. Se trataba de la cobertura de los partidos de fútbol local durante los fines de semana. Milton recuerda que “mis padres estaban dedicados a la agricultura y hacían un esfuerzo enorme para que mis hermanos y yo pudieramos encarar una carrera. Durante el auge de la remolacha y por el año 1983 tras una mala cosecha se fundieron. Habían plantado unas cincuenta y pico de hectáreas para el lado de María Marta en el Queguay. No levantaron la cosecha a tiempo, se fueron dos meses a levantar en otro lado y cuando volvieron estaba todo echado a perder. Eran tiempos difíciles porque la maquinaria no llegaba a tiempo y pasaban esas cosas” reflexionó.
Milton es el mayor de tres hermanos y de chico recuerda que tenía una radio Philips de color verde y negro. Escuchaba a Enrique Langone con un programa de folclore que emitía por la noche. También sintonizaba a Francisco Debali en Ecos del Deporte, donde tiempo después fue locutor comercial. “Comenzamos a trabajar con Fernanda Poncet, Félix Eduardo Margalef, Heber Roth y Julio Gianechini cubriendo las canchas del fútbol juvenil. Después pasamos a estudios centrales. Fueron lindos comienzos”. Luego con unos cuantos años de experiencia fue locutor comercial de Ney Beltrán Belzarena, compartió trabajos en estudios centrales en las previas de transmisiones de fútbol junto a Ricardo Cattani Barcia y Alejandro María Silva. En menor medida fue locutor de los relatores Gustavo Poggio y Néstor Vanzini. Un periplo junto a Atilio Martínez en Máxima FM durante dos años y un intento de tener un programa a su a cargo completaron su ascendente carrera. Estuvo casi once años en CW 35. Si bien no pudo consolidar su trabajo en radio recuerda su pasado radial con cierta angustia y una pizca de amargura por tratarse de un trabajo no tan bien remunerado. Hoy asegura que hace algo que verdaderamente le gusta. Afirma que en su vida tiene “dos pasiones, la radio y trabajar con animales. En este último caso destaca que bien pudo haber estudiado veterinaria. “Sé que mis padres hubieran hecho el esfuerzo, pero yo perdí el tiempo en otras cosas”.
Ahora tiene un criadero de cerdos, mientras que su padre tiene un pequeño tambo. Hace dos años hizo un curso de técnico en medicina veterinaria. “Aprendí a efectuar operaciones sencillas y a inseminar. Con doce años yo ya era inseminador”, agrega.
“Fui muchos años de mi vida a estudiar a Paysandú en bicicleta y mirando en retrospectiva creo que no basta con ser buen profesional. Me capacité y me instruí. Creo haber pagado un derecho de piso, pero eso no fue suficiente para llegar. Pero, como no se dio naturalmente, ya está, eso ya fue. Recuerdo mi último día al frente del programa Orejano en Máxima FM 97.7 me atormentaron a llamadas, y eso que salía al aire a las cinco de la mañana. Pero, ya me había hecho la idea de que no iba hacer más radio. Por eso intento que no me afecte mentalmente. Considero que fue una etapa superada. Estoy contento con lo que hago. Disfruto de la chacra, los lechones, la faena y el almacén que atiendo junto a Romina, mi compañera”. Si bien no llora delante de la gente, el último día que hizo radio tenía una gran amargura. “Tal vez en solitario lloré. De todos modos creo que le dí el mejor final”.
Actualmente un día de su rutina laboral incluye la atención de la chacra y darle de comer a los cerdos, atender el almacén y elaborar algunos productos derivados de la cría de cerdos. Seguramente que en su intimidad Milton conservará por siempre aquel gran esfuerzo que no fue correspondido adecuadamente.
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