Paysandú, Miércoles 09 de Diciembre de 2009
Locales | 06 Dic “Consumo cuidado” es el nombre de un proyecto de intervención socioeducativo y sanitario, que se enmarca “en el modelo de reducción de riesgos y daños y que se plantea como objetivo promover una cultura de consumo cuidado en los lugares destinados al disfrute del tiempo libre” y llevan adelante desde el 2005 la Junta Nacional de Drogas, ONG “El Abrojo”, Facultad de Psicología y Secretaría de Juventud de la Intendencia de Montevideo.
El proyecto, que recientemente realizó un concurso y ha difundido varios spots televisivos y folletos, se desarrolla desde la perspectiva de reducción de riesgos y daños entre el público consumidor de distintas drogas. Dicho modelo es definido como “un marco conceptual que en- globa a todas aquellas estrategias sociales, educativas y sanitarias que tienen como objetivo disminuir los posibles efectos negativos del uso de drogas”.
Según los responsables de la iniciativa, “esto implica un posicionamiento racional, pragmático y no moralizador en relación a la temática”, en el entendido que “la forma de concebir una problemática está íntimamente ligada a la forma de experimentarla. Por tanto la difusión de esta perspectiva o modelo es un aspecto central de la tarea de Consumo Cuidado”.
La tarea apunta a “aportar información a la población presente sobre una modalidad de consumo responsable y saludable, dando a conocer los posibles riesgos y daños que puedan ocasionar el consumo abusivo, no controlado, dependiente, no informado de drogas”.
“Entendemos que para minimizar las probabilidades de hacer un uso problemático es necesario conocer los efectos de las diferentes drogas, riesgos toxicológicos y sociales, y las precauciones a considerar una vez que los sujetos han decidido consumirlas; esto enmarcado en una postura de pluralismo ético y de plena vigencia de los Derechos Humanos. Lo cual implica tomar un posicionamiento racional, pragmático y no moralizador en relación a la temática del consumo de drogas. Por lo tanto, la intencionalidad desde la educación social no es alejar irreflexivamente a los individuos y a la comunidad del uso de drogas, sino promover el desarrollo de habilidades sociales como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y el autocuidado”, afirman. En este sentido los contenidos educativos que se promueven son “el pensamiento crítico, la tolerancia social y el autocuidado, contribuyendo de esta manera a la disminución de los daños sociales y subjetivos como el miedo, la estigmatización y la desinformación, costos que traen aparejados el modelo abstencionista y prohibicionista”.
CONSUMO SEGURO
El término “uso problemático de drogas” hace alusión a aquellos tipos de uso que tanto desde el punto de vista médico-toxicológico como desde el punto de vista sociocultural son capaces de provocar daños en al menos una de las siguientes cuatro áreas vitales básicas: el área de las relaciones sociales primarias (familia, pareja, amigos); el área de las relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio); el área de la salud física y psíquica; y, por último, el área de las relaciones con la ley. Por eso, el proyecto sostiene que “el consumo no problemático debe necesariamente sustentarse en el desarrollo de una cultura del consumo cuidado no sólo en relación a las sustancias consumidas sino también al acto de consumir en sí mismo. Para poder consumir drogas de forma saludable o no problemática se requiere construir patrones culturales de consumo seguro y no adictivo, sin los cuales la gran mayoría de los consumos se convertirían potencialmente en consumos de riesgo”, agrega.
“Realizar intervenciones basadas en los derechos humanos implica reconocer que aquellos que optaron por usar drogas, sea con fines médicos o recreativos no dejan de ser por ello capaces, de tener el derecho y el deber de tomar decisiones informadas en lo que respecta al consumo y de cuidar su salud y la de los demás”, sostienen los objetivos del proyecto.
UN EJEMPLO
“Disfrutá de lo que tomes, la sed sacátela con agua”, “Para que el consumo no te consuma ponéle cabeza a las drogas”, dicen algunos de los folletos del plan Consumo Cuidado.
En tanto bajo el metafórico título de “Cáñamo Airlines, instrucciones de seguridad de vuelo”, otro folleto da una serie de recomendaciones tales como: “Recordá que la práctica de pasar el porro no significa que tengas que consumir”, “Usar papel fino y sin tintas disminuye la cantidad de sustancias tóxicas que entran a tus pulmones”, “Mezclar el consumo de marihuana con el de alcohol aumenta las posibilidades de efectos no deseados. No la mezcles con tabaco, esta práctica solo aumenta la exposición de tu cuerpo a sustancias cancerígenas”, “Reteniendo el aire unos pocos segundos basta para absorber el 95% de la THC; el resto del tiempo sólo aumenta las posibilidades de efectos cancerígenos” y “En vez de fumarte las tucas incorporálas al próximo porro, así reducís los posibles daños que la alta temperatura puede provocar en tus labios”.
Otras recomendaciones son que “el consumo de marihuana limita las capacidades motoras e intelectuales, por ello para estudiar o trabajar el ‘estar de la cabeza’ no es lo ideal” y que “una persona que padezca asma, diabetes, alguna enfermedad cardíaca o esté medicada, debería abstenerse de consumir”.
Este y otros folletos con “precauciones y medidas específicas de reducción de daños para el consumo de las diferentes drogas” se están entregando a jóvenes y adolescentes en discotecas y espacios públicos de Montevideo, así como en festivales y actuaciones de bandas de rock que se realizan en el Interior.
También ha realizado intervenciones en fiestas masivas, discotecas, toques y otros eventos para realizar una intervención que pretende “contribuir a reducir las probabilidades de que los usuarios o potenciales usuarios hagan un uso problemático de drogas en estos espacios”. En este sentido, han estado presentes en la Semana de la Cerveza, recitales en Teatro de Verano y Velódromo de Montevideo, Pilsen Rock, Ciudad Vieja, Parque Rodó, Rural del Prado, entre otros.
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