Opinion | 07 Dic Los piqueteros argentinos siguen prendidos del hueso del corte en el puente binacional “General San Martín” y no hay quién los aparte de ese negocito que armaron. Los autodenominados “asambleístas” aseguran que nada los moverá de allí. José Gómez, de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, reiteró que “la protesta no se va a abandonar” hasta la relocalización de la empresa Botnia –como si eso fuera posible--, “a pesar de lo que diga” la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
El asambleísta ratificó que el puente Gualeguay chú-Fray Bentos “va a tener el corte” al menos hasta que falle ese tribunal y luego, “a partir del veredicto de La Haya, nosotros lo estudiaremos y a partir de ahí analizaremos cómo seguimos”.
Sin embargo, las empresas argentinas demuestran pensar diferente a los habitantes de Gualeguaychú y al gobierno del vecino país. Para muestra, basta un botón: la firma argentina Celupaper, empresa ubicada en la ciudad bonaerense de San Pedro, comenzó a recibir pasta de celulosa producida en Botnia. El primer embarque fue de 500 toneladas. El mismo se concretó mientras todavía está pendiente la decisión de la Corte de La Haya sobre la denuncia de Argentina por la presunta violación del Estatuto del Río Uruguay.
José Pouler, uno de los más fervientes defensores del corte de ruta, afirmó que la adquisición que hace Celupaper “demuestra una contradicción más de todas las que hay”. “Estas empresas argentinas se alinean al pensamiento del gobierno nacional de decir una cosa y hacer otra”, añadió.
Mientras tanto, el gobierno argentino sigue sin mover un dedo para terminar con el corte --que impide la libre circulación entre los países que se decían hermanos desde hace tres años--, medida que incluso llegó a apoyar públicamente. No obstante, la asunción de un nuevo gobierno en nuestro país podría generar un cambio positivo en el tema. Hay versiones de un apoyo a Néstor Kirchner a la Unasur a cambio de poner un punto final al corte, aunque son negadas por el presidente electo José Mujica.
Quizás Mujica encuentre la forma de poner fin a esta arbitraria medida llevada adelante por tres o cuatro argentinos. Pero más allá de ello, el gobierno argentino continúa demostrado incoherencia ante el tema, conduciéndolo según su antojo y conveniencia.