Opinion | 11 Dic Uno de cada cinco jóvenes de entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja. Los departamentos con cifras más significativas son Artigas, Cerro Largo y Treinta y Tres, según datos que reveló una encuesta del Instituto de Empleo y Formación Profesional.
La encuesta fue realizada en un universo de unos mil jóvenes que egresaron de los programas de capacitación de trabajo, en este caso Projoven, uno de los del Ministerio de Desarrollo Social.
Desde Projoven, su director evaluó los resultados en dos sentidos. En primera instancia consideró que “la cifra es muy alta y está muy lejos de lo que se pretende”. Complementariamente destacó “que del 25% en que se ubicaba el porcentaje se redujo al 20%”. Ambas reflexiones parecen válidas porque reflejan matices de aspectos positivos y no tantos, que la realidad suele presentarnos.
Un aspecto no menor a tener en cuenta es que las cifras deben considerarse en su justa medida, ya que la investigación no tomó la totalidad de la población joven, sino específicamente un segmento de jóvenes que pasaron por el programa de capacitación Projoven. Sin embargo, la difusión de esta información es un indicador tangible de la realidad que pesa sobre un grupo de la población que se mantiene vulnerable.
Evidentemente aún resta mucho por hacer para revertir el hecho de que la tasa de desocupación juvenil sea muy superior en comparación con el 7,6% de desocupados de la población general.
Mientras parece recomendable investigar para saber qué hacen y las causas por las que no trabajan ni estudian, se percibe que la situación pueda estar vinculada con la formación educativa y con aspectos culturales que no aproximan las expectativas laborales con las posibilidades reales de obtener una experiencia.
De todas maneras conocer la realidad permite enfocar de manera más apropiada los esfuerzos para aproximar las oportunidades a las familias y sensibilizar para poner de manifiesto los valores que el trabajo en si mismo puede proporcionar a las personas. Luego vendrá el desafío de mejorar la calidad del empleo y otras metas, porque siempre quedará más por hacer.