Paysandú, Martes 15 de Diciembre de 2009
Locales | 11 Dic Profundamente emocionado, con voz firme y un particular recuerdo a sus compañeros del pasado, el doctor Máximo Dalto, profesor y primer director que tuvo el liceo de Tambores, no disimuló su particular alegría al momento de inaugurarse la ampliación del liceo de la villa. Se trata de un momento muy especial para la comunidad de Tambores y particularmente para un puñado de profesores que fueron los impulsores de este centro educativo. Rescatando algunas anécdotas de sus años vividos como docente, Dalto recordó a ex alumnos y a ex colegas y controlando las lágrimas reflexionó sobre aquel tiempo que marcó decididamente a la comunidad de Tambores por los primeros años de 1960.
“Al ver estas instalaciones verdaderamente dan ganas de dar clases nuevamente. Me he encontrado con viejos vecinos y ello me retrotrae en el tiempo rememorando aquellos intensos años vividos. Deseo que todos los alumnos que concurren a este renovado centro de estudios puedan concretar sus sueños en este nuevo edificio. Veo que hay un brutal empuje que ha permitido que ciertos sueños se transformen en realidad. Fue un lejano 1963 cuando comenzó la actividad educativa en este liceo, al principio con el liceo popular solo con primer año. Al cabo de algunos años se oficializó”.
“Todo ello fue posible porque un grupo de personas que estuvieron desde el principio al servicio de la enseñanza y de la colectividad cristalizaron los objetivos trazados hasta llegar a la meta. Trabajando absolutamente en forma honoraria, motivados con el solo hecho de educar a los jóvenes del entonces. Por eso deseo de corazón que los actuales docentes puedan seguir concretando esos objetivos”. Entre aquellos profesores Dalto recordó a Nelly Bausada de Rovira, profesora de dibujo, Celeste Brum de Dalto como profesora de francés, Rodolfo Estévez, –ex estudiante de ingeniería quien vino como encargado a trabajar a una cooperativa agropecuaria local, quien dictó clases como profesor de matemáticas, su señora esposa Marta Jaén de Estévez como profesora de historia, Estela Rinaldi como profesora en idioma español, Miriam Rodríguez profesora en ciencias geográficas y María Sasco de Tellechea profesora de cultura musical.
“Actuaba en la secretaría – con la eficiencia notable que le caracterizaba- don Luis Alberto Pereyra, juez de paz de la población con quien nos unió una gran amistad. Finalmente yo mismo como primer profesor de biología natural en las áreas de zoología y botánica, y posteriormente como director del liceo”.
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