Opinion | 15 Dic Según información difundida este lunes, Japón donará más de ocho millones de dólares a Uruguay para que promueva el uso de la energía solar. El proyecto incluye la instalación de paneles y transformadores para la generación de energía solar, con el fin de recortar las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) gracias a la reducción del uso de combustibles fósiles.
A pesar que nuestro país ha avanzado escasamente en el uso de esta fuente energética, tanto la energía solar térmica como la fotovoltaica tienen un gran potencial en el uso doméstico como industrial.
Es más, si consideramos que la mayor demanda de energía eléctrica del país proviene de la demanda residencial, bueno sería que se establezcan mecanismos para que los hogares puedan acceder a energías alternativas que abaraten costos y, a la vez, realicen una contribución al medio ambiente ya que cada vez que escasea la energía hidroeléctrica se debe recurrir necesariamente a la compra a otros países o la generación en base a petróleo.
Por contrapartida, el calor captado por los colectores térmicos puede satisfacer necesidades tales como obtener agua caliente para consumo doméstico o industrial, calefaccionar viviendas, fábricas u hoteles y calentar el agua de piscinas durante todo el año. Y, aunque pueda parecer extraño, uno de los usos más prometedores de esta energía es la refrigeración durante el verano. En este sentido, en los países árabes ya funcionan a pleno rendimiento acondicionadores de aire que utilizan eficazmente la energía solar.
En tanto, la captación de energía solar fotovoltaica para generar electricidad es bastante más conocida, especialmente en el área rural donde no es extraño ver paneles solares como un alternativa y solución para los lugares donde no llega la red eléctrica convencional.
El sector industrial y comercial –fábricas, hoteles, hospitales, clubes deportivos-- está avanzando en experiencias de uso de energía solar térmica, en tanto en aplicaciones hogareñas el retorno de la inversión es a más largo plazo.
Existe en Uruguay capacidad tecnológica para la producción de energía solar aunque resta avanzar en algunos aspectos tales como la difusión de sus beneficios y en algunas adecuaciones normativas, especialmente en el ámbito de la construcción, de forma de incorporar estas tecnologías en la edificación.