Paysandú, Sábado 19 de Diciembre de 2009

Jóvenes del Mercosur: más
educación pero menos empleo

El estancamiento de Uruguay en finalización de estudios secundarios, permitió que Brasil y Paraguay lo superaran

Locales | 17 Dic MONTEVIDEO (Por Te-ddy Alvarez). Un capítulo del informe del PNUD sobre Desarrollo Humano en el Mercosur con énfasis en la juventud, analiza la situación educativa de los cuatro países miembros y establece que el estancamiento registrado por Uruguay en los últimos 15 años en la cantidad de alumnos que finalizan los estudios secundarios, permitió a Brasil y Paraguay superar a nuestro país. El estudio también señala que la juventud de hoy tiene más educación que las anteriores, pero menos posibilidades de acceso al trabajo.
El trabajo señala que en la última década se ha incrementado la asistencia a enseñanza secundaria en los cuatro países que integran el Mercosur, aunque las tasas de participación y egreso continúan siendo bajas en esos países. En Uruguay, los indicadores de finalización de la enseñanza secundaria han permanecido estancados durante quince años; en cambio, en Brasil y Paraguay se han elevado hasta superar a los uruguayos. Los avances más notorios han tenido lugar en Brasil, donde la tasa neta de asistencia a la enseñanza secundaria pasó de 19% a 78% entre 1991 y 2005.
Según el informe, el nivel educativo de los jóvenes del Mercosur es notoriamente superior al de las generaciones previas. La asistencia a la enseñanza secundaria se ha incrementado en la última década. Sin embargo, no se alcanzan niveles de calidad satisfactorios, y el aumento del nivel educativo no ha tenido como correlato una mejora en las condiciones laborales, sino precisamente lo contrario. Esto genera frustración en los jóvenes y puede acarrear cierto grado de fatalismo sobre el futuro. Los jóvenes excluidos tienen un vínculo frágil -o incluso nulo- con la educación. Su problema central es poder concurrir, mientras que en los sectores de inclusión favorable y desfavorable, el tema principal es la calidad de la educación. Los jóvenes en situación de inclusión desfavorable son el estrato que muestra más disconformidad con la educación. Critican los planes de estudio, la infraestructura escolar, la preparación de los profesores y el clima de convivencia. Al mismo tiempo, son quienes cuentan con menos oportunidades de canalizar sus reclamos.
Los cambios aparecen como difíciles pero no imposibles, y los encargados de llevarlos adelante serían el Estado, las instituciones educativas y los propios jóvenes.
Al Estado le cabe el papel de dotar de más recursos a la educación pública, ya sea mejorando las escuelas o los salarios docentes. A las instituciones educativas, por su parte, les correspondería mejorar sus dotaciones docentes, cuidar la infraestructura escolar y mantener una buena convivencia. Por último, los jóvenes tendrían un margen de acción acotado, limitado a acciones puntuales frente a problemas concretos.
ESTUDIO Y TRABAJO
La situación de los jóvenes de los cuatro países está signada por una tensión central entre la conciencia del derecho a la educación que, sin embargo, no es acompañado por un futuro de integración en el mundo del trabajo. Existe también una tensión entre la importancia que se asigna al sistema educativo como puerta de entrada a la inclusión, y un mundo cultural que se construye por fuera de ese sistema, más ligado a los medios audiovisuales, las nuevas tecnologías y las distintas formas de expresividad cultural.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Entre 1990 y 2004, la cantidad de líneas telefónicas y teléfonos celulares creció más de siete veces en los países del Mercosur, y la de usuarios de Internet, más de 39 veces. Los jóvenes tienen un acceso predominante –y creciente– a estos nuevos medios de comunicación. No obstante el nivel socioeconómico explica, en buena medida, las posibilidades de acceso a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), lo cual incide negativamente en las potencialidades de los jóvenes excluidos, tanto en términos de capacitación laboral como de inserción en la redes de tecnosociabilidad. La proporción de jóvenes que posee una computadora en los sectores altos es entre tres y cinco veces superior a la del resto.
Por su parte, en el nivel bajo, dos de cada 10 jóvenes tienen computadora en el hogar. De ellos, 85% usa Internet. Entre los jóvenes de nivel bajo que no tienen computadora en el hogar, sólo cuatro de cada 10 usa Internet. En Paraguay, sólo los jóvenes de sectores altos y medios tienen un vínculo fuerte con las TIC. En los otros tres países, hay jóvenes de todos los sectores sociales que sienten afinidad e inclinación por el uso de nuevas tecnologías. Se trata de una generación para la cual poseer conocimientos básicos de informática e Internet forma parte del umbral mínimo necesario para no estar excluido. En Brasil, Paraguay y Uruguay, los jóvenes utilizan Internet más que los adultos jóvenes. No hay diferencias claras por sexo. En cambio, sí las hay por nivel educativo. En Brasil, alrededor de 90% de los jóvenes con al menos 12 años de educación aprobados declaran haber utilizado recientemente Internet, porcentaje que disminuye a medida que desciende el nivel educativo.


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