Paysandú, Domingo 20 de Diciembre de 2009
Locales | 14 Dic Varias familias residentes en la zona de Carlos Albo entre Avenida Salto y Tacuarembó denunciaron la situación que se manifiesta al retirarse las aguas de sus hogares. Si bien la creciente del río no llegó hasta ahí, las inundaciones se registraron por las conexiones cloacales y plantas, pastos y árboles secos, aparentemente quemados, quedaron al descubierto y un olor fuerte, penetrante, parecido “al de un taller mecánico”, según lo definían.
Un equipo de EL TELEGRAFO concurrió al lugar a constatar la situación, y entre los entrevistados se encontraba Gastón Pedraja, quien junto a su familia ha vuelto a su hogar, ya que si bien se encontraban en casas de familiares y vecinos “no es lo mismo que estar en la casa de uno”.
Como muchos de los damnificados, han perdido numerosas de sus pertenencias, incluso algunas arrastradas por las aguas. Están procediendo al lavado de paredes y suelos con un equipo de hidrolavado que la empresa Paycueros ha puesto a disposición de las personas afectadas en el barrio.
Pero la situación más grave la viven en el patio, convertido en un gran bañado de negras y nauseabundas aguas.
Para sorpresa de Gastón, cuando las aguas comenzaron a bajar constató que tanto el pasto como las plantas estaban secas, un árbol que estaba muy sano se había caído y el olor “tipo metalizado” era muy fuerte. Gran parte del mobiliario se ha perdido y lo que ha quedado es prácticamente irrecuperable, en tanto a este panorama se suman los mosquitos.
Los vecinos han hablado con las autoridades y según ellos la respuesta es “que no hay ningún riesgo sanitario si se toman las medidas correspondientes”. Gastón tiene hijos pequeños que teme puedan tener complicaciones de salud e incluso los mayores de la familia, ya que el olor proveniente de las aguas es muy intenso.
La familia Ojeda también está preocupada, por el fuerte olor sobre todo. Si bien en su casa el agua no entró pues quedó exactamente en la puerta, sí coincide en que la limpieza que se hizo en las calles no es la mejor ya “que se levantó con una máquina el barro que había en la calle, se tiró al costado y es un barro gris con un olor insoportable. Incluso en días que no hay lluvias es común ver el agua corriendo frente a la casa y no es precisamente agua de lluvia”.
La familia Romero se vio igualmente afectada, pues el agua entró a su hogar y debieron refugiarse en casa de vecinos. Al igual que en la casa de Pedraja, el agua provocó que las plantas y el pasto del frente de la casa quedaran quemados.
“Nosotros habíamos visto que quedaran verde oscuro o negro, porque las plantas con tanta agua se pudren, pero jamás que una vez que bajara el agua todo quedara gris y seco, como que nunca se le hubiera echado agua”, señala Elsa, la dueña de casa. A esto se suman también los mosquitos, que lo pudo comprobar este equipo, es una situación que se hace difícil de sobrellevar.
Según los vecinos, la fumigación se realiza con el vehículo fumigador por las calles pero no dentro de los hogares. Mientras tanto, se continúa con las tareas de limpieza y desinfección.
Ayer EL TELEGRAFO intentó contactarse con el director municipal de Higiene, Dr. Eduardo Américo, para consultarlo al respecto, pero no fue posible localizarlo.
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