Paysandú, Domingo 20 de Diciembre de 2009
Locales | 19 Dic Nicolás Achard Muñoz es un sanducero por adopción propia que junto a sus padres y dos hermanos vivió su niñez y adolescencia en Paysandú. Días atrás, y a punto de cumplir 35 años, fue uno de los pocos sobrevivientes del naufragio del barco “Danny F II”, que se hundió a 20 kilómetros de la costa del Líbano.
Tras estar seis horas a la deriva en una balsa hasta ser rescatado por un barco en aguas del mar Mediterráneo, Nicolás pudo contar su historia merced también al estado físico que tiene y mantuvo luego de jugar al rugby durante años en el equipo de “El trébol”, y una buena dosis de voluntad y suerte.
“Nicolás está bien en un hotel de Trípoli; hablamos con él y vuelve el lunes en avión para Uruguay”, dijo a EL TELEGRAFO su madre, Inés Muñoz.
Reviviendo el titanic
Los detalles de la odisea los relató Santiago, el hermano menor. El barco, cargado con miles de cabezas de ganado ovino y vacuno, se encontró con una tormenta en las costas del Líbano. “La tormenta era muy grande, el barco empezó a escorar (inclinarse) y el movimiento del ganado lo fue ladeando y en media hora se hundió, empezando por la popa”, relató. El hundimiento fue como el que se ve en la película Titanic, que -macabra coincidencia- habían mirado la noche del miércoles.
Sin embargo, con el hundimiento del transatlántico aún fresco en las retinas, Nicolás entendió que no podía esperar a que el barco se terminara de hundir, porque lo llevaría la succión. Un mar embravecido, con grandes olas de entre tres y cinco metros lo rodeaban. El agua, cuando decidió tirarse, ya estaba con fuel oil derramado, lo que hacía más difícil la respiración por el fuerte olor. Sin embargo, fue de los primeros en tirarse del barco.
Una hora nadando
“Nadó y se mantuvo a flote durante una hora, hasta que encontró una balsa. Se subió, y al rato pudo rescatar a dos filipinos”. Dos horas después, un barco pasó cerca, buscando supervivientes. No los vieron. Era de noche y no estaban solo ellos en el agua; decenas de novillos y ovejas los rodeaban, algunos nadando pero la mayoría flotando inertes. Y también otros tripulantes, algunos abrazados a los cuerpos de los animales y otros, con menos suerte, a los cuales vieron cómo se los llevaba el mar.
A esa altura, ya Nicolás y sus compañeros no sentían sus extremidades, un frío intenso se ensañaba con los náufragos. Además, tragaron involuntariamente agua del Mediterráneo, más contaminada por el fuel oil que llevaba como combustible el barco, lo que les producía intensos vómitos.
Debieron pasar tres horas más para que otro barco de rescate, con tripulantes italianos y a la orden de las Naciones Unidas, pudiera rescatarlos. La tormenta, el viento y las olas hicieron difícil el abordaje al barco, y sus cuerpos golpearon varias veces contra el casco del buque mientras los marineros los sacaban del agua. Luego, el viaje hacia el puerto de Trípoli, alojarse en el hotel Quality Inn y avisarle a la familia que estaba bien y que el próximo 25 de diciembre festejaría su cumpleaños número 35 junto a su madre y hermanos.
DISPOsición compatriota
Fue uno de los aspectos que quiso destacar Santiago: la buena disposición de Jorge Luis Jure, el embajador uruguayo en el Líbano. “Se portó muy bien con todos”, dijo Achard.
Esta era la tercera ocasión en que Nicolás, en su calidad de veterinario, se embarcaba con ganado uruguayo que se exporta a Medio Oriente. Ya había hecho viajes similares a Egipto y Siria sin problemas. Este viaje, que partió el 23 de noviembre, tenía previsto su regreso para el 15 de enero.
La nave “Danny F II” llevaba una tripulación de 76 marineros y seis pasajeros, cuatro uruguayos, un brasileño y un australiano. Zarpó del puerto de Montevideo con destino al puerto sirio de Tartus y transportaba 10.224 cabezas de ganado ovino y 17.932 vacunos.
Naufragó, según fuentes oficiales, hacia las 19.30 locales (17:30 GMT) a 11 millas náuticas (unos 20 kilómetros) de la ciudad libanesa de Trípoli.
Nueve barcos de los servicios de rescate libaneses y tres navíos de la Fuerza Interina de la ONU en el Líbano (FINUL) participaron en una importante operación tras el naufragio.
SANDUCEROS POR OPCIÓN
La familia Achard Muñoz vivió en Paysandú alrededor de 20 años, y sus tres hijos, Luis Pedro, de 36 años, Nicolás, de 34, y Santiago, de 33, pasaron su infancia y adolescencia en tierras sanduceras. “Los tres nacimos en Montevideo, pero a la semana de vida ya estábamos en Paysandú”, explicó Santiago, quien recordó orgulloso algunos pasajes de la vida familiar en Paysandú y tuvo una mención especial al equipo de rugby de “El Trébol”.
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