Escribe el doctor Rodolfo Canabal

Locales | 15 Dic Como en circunstancias similares corresponde y ya se ha anteriormente señalado, al margen de coincidencias o de discrepancias, es habitual abrir a las nuevas autoridades libremente electas por la mayoría de la ciudadanía un razonable crédito, máxime cuando aun no ha llegado el momento de la toma de posesión de las respectivas nuevas investiduras gubernamentales.
Es ciertamente positivo que a esta altura del proceso anterior a dicha toma de posesión exista definición prácticamente total acerca de las personas que han de ser titulares de los diferentes ministerios, con la única excepción, en momentos en que se escribe la presente nota, del de Educación y Cultura, pues ante las dudas que sobre su posible aceptación tiene el Ing. Agr. Agazzi el presidente electo designaría, a estar a las últimas noticias aparecidas cuando esta nota se escribe, a la politóloga Constanza Moreira. (no al actual intendente metropolitano Dr. Erhlich según antes se había públicamente afirmado, lo cual no impediría estar entre los precandidatos a dicho cargo en las próximas elecciones departamentales).
Lo es igualmente el acuerdo con los demás partidos políticos para que los entes públicos descentralizados, y también en los organismos de control sustanciales como sin duda son la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas, sus órganos directivos estén integrados, como ha sido tradicional, con personas que pertenezcan a la fuerza política gubernamental y a los partidos que integran la oposición, de manera que exista, como corresponde, un razonable y eficaz control sobre su funcionamiento.
Ha trascendido que el presidente electo, sobre la base de un total de cuarenta (40) al respecto, dejará a los partidos ajenos al gobierno plena libertad para que entre ellos definan cuál será la cantidad de representantes que tendrán, respectivamente, en la asignación de los cargos en los entes descentralizados y en la definición de las personas que ocuparán los cargos. Sólo en casos plenamente justificados en su concepto serán motivo de observación los candidatos definidos por los partidos.
Entre los temas que se ha adelantado como prioritarios para afrontar lo que entiende necesario para el próximo gobierno estaría, nuevamente, lo que ha sido llamado “la reforma del Estado”.
No es sin duda una cuestión fácil de definir y de afrontar, a lo que es menester agregar que tampoco es fácil y claro determinar cuáles son los aspectos que al respecto es menester afrontar; tampoco el grado de las respectivas reformas.
Por ello al respecto se debe proceder con extrema cautela, y fundamentalmente con el criterio de que las reformas al respecto se deben encarar sin urgencias que sólo tendrían consecuencias no precisamente favorables.
Sí es menester encarar, tal como no hace mucho tiempo se explicó en esta columna, una razonable y también indispensable, simplificación de la tramitación de los asuntos de manera eficaz para acortar drásticamente el lapso que en general demandan, que sin duda es perjudicial en muchos casos para los administrados. Hay al respecto antecedentes que acreditan que es sin ninguna duda posible lograr tales fines; para ello es menester la observación precisa, por quienes tienen funciones jerárquicas al respecto, para definir con precisión todo aquello que no es necesario pero que, sin embargo, se hace normalmente. Al respecto es pertinente señalar que es acertado el siguiente concepto que emitió el presidente electo en reportaje realizado en el programa radial “En perspectiva” que glosa “Búsqueda” en su edición del 10 de diciembre: “nada de locuras, nada de volverse loco, nada de agarrar por atajos”.
No es menester agregar nada más en las actuales circunstancias en que se abre dentro de breve lapso un nuevo período gubernamental.
Sí corresponde subrayar que en el país rige un régimen constitucional de raigambre democrática, que lo prestigia nacional e internacionalmente; que ello en sustancia es compartido por el presidente electo al afirmar que “la democracia está demostrando la permeabilidad y las posibilidades que da” y que, tal como el columnista Pablo Brasó expresó en el diario “El Nacional” de Caracas el reciente domingo, “Uruguay y Chile celebran elecciones en un ambiente de paz”.
Que tal ambiente de paz se mantenga inalterado es deseo que sin duda todos los uruguayos comparten cualquiera que sea la fuerza política que ejerce el gobierno nacional.