Paysandú, Viernes 25 de Diciembre de 2009
Rurales | 20 Dic A inicios del año 1999 la lana valía U$S 1,60 y no se producía un volumen importante de lana fina en el país. Había una pauta del mercado internacional que indicaba que en el largo plazo estas lanas se valorizarían fuertemente y serían muy demandadas a nivel internacional, hecho que determinó la creación del Núcleo Merino Fino (NMF).
De hecho, esto –los vaivenes en el precio de la lana--, ha ocurrido en los últimos años a pesar de los altibajos financieros del poder adquisitivo de los países más desarrollados, que regulan los precios de los productos, y sobre todo de la lana en cuanto a productos primarios.
El trabajo iniciado en aquel entonces y que ayer alcanzó sus 10 años de ininterrumpida actividad, fue en conjunto entre la Sociedad de Criadores de Merino Australiano (Scmau), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), en una comisión técnica que hacía de motor de ese emprendimiento.
El responsable técnico del NMF desde sus inicios fue el ingeniero agrónomo Marcelo Grattarola, técnico del SUL. En diálogo con EL TELEGRAFO, sostuvo que “se trató de crear un material genético fino nacional --porque siempre dependíamos de la importación desde Australia y algo de Nueva Zelanda--. En el correr de los años se fueron no sólo desarrollando esos materiales en el INIA Glencoe donde había 500 vientres y se importaba material genético seleccionado, sino que los productores paralelamente adquirían esos materiales”.
En definitiva, “resultó en una evaluación genética que desde hace varios años está saliendo al mercado, lo que se expresa en catálogo, animales tanto del NMF con resultados de DEP (Diferencia Esperada de la Progenie), que permite comparar todos los animales, no solo dentro del año sino entre años”.
Para el profesional sanducero “la satisfacción es que se ha logrado afinar rápidamente, los materiales están disponibles y se han adaptado al país siendo utilizados masivamente, sobre todo en estos picos de precios”.
Otro logro mencionado, es que se permitió a nivel de la producción, “complementar todas las medidas de manejo, sanidad y nutrición para que una vez que estuviera la genética de lana fina, se viera capitalizada en kilos de lana”.
Siempre se hablaba de señaladas en el Merino de 60 a un 70 por ciento de la producción, “hoy hay varios establecimientos que la supera en forma estable por arriba de un 80 a 85 por ciento”, dijo.
Otro logro del proyecto, “es que se logró elaborar un método de cosecha, acondicionamiento y coreo (medición y envío de la muestra al laboratorio), por lo que de esta manera todos los productores esquilaban en las mismas condiciones, midiéndose los mismos parámetros (diámetro, rendimiento al lavado, largo de mecha y resistencia), dándonos una pauta de como estaban nuestras lanas, ubicándose bastante bien frente a las australianas y las de la Patagonia (similares a las que se producen en el mundo)”.
Recuerda Grattarola que “una vieja aspiración de los productores es que la lana se pagara por mediciones objetivas y no fuera a ojo. Esto lo venía haciendo en parte Central Lanera Uruguaya (CLU), y a través del acuerdo comercial entre la sociedad de criadores y Lanas Trinidad S.A. se logra un método de comercialización que traslada el precio internacional en forma directa (corregida por diámetro, rendimiento al lavado, largo de mecha y resistencia)”.
Entiende que es el único producto que recibe un precio internacional directo, tratándose de una señal clara que brinda la industria para producir este tipo de lana. “El esfuerzo de los productores en los últimos años se ha capitalizado en buenos precios, que son los de la actual”, sostiene.
Como seguir
Hay una discusión si se debe continuar hacia la lana ultrafina –de menos de 15 micras--, “variedad distinta de la raza Merino”, según el técnico. “Se trata de animales muy finos, de menor tamaño, con algunos materiales que ya han ingresado a Uruguay”.
proyecto
Explicó que “hay un proyecto de investigación y desarrollo para analizarlo antes de embarcarnos en un volumen de lana importante que lo está reclamando la industria local y los topistas. Debemos ver la adaptación al ambiente de estos materiales desde el punto de vista sanitario, reproducción y producción de lana”. “Analizar la calidad de esta lana producida en nuestras condiciones”, es un factor a tener en cuenta dijo el técnico, “porque tenemos desde años muy secos como el verano pasando, hasta la sorpresa de que puede llover 400 milímetros en un mes. Todo esto debido a la resistencia a la tracción y color”.
Para Grattarola se justifica el desarrollo de este proyecto en cuanto a investigar estas condiciones productivas en Uruguay y seguir con el método de ingresar material genético y probarlo en nuestras condiciones y después difundirlo”.
Finura
Los productores que participaron este jueves de una nueva entrega de carneros del Núcleo Merino Fino, apreciaron carneros con un finura que osciló entre 14 y 16 micras de primer vellón. “Hablamos de animales de más de 50 kilos que después de la esquila consumen bastante pradera para que lleguen a esta época de la entrega con muy buen desarrollo”, dijo Grattarola.
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