Paysandú, Domingo 27 de Diciembre de 2009
Locales | 27 Dic Señor Mujica: Es mi deseo pueda llegar este mensaje por medio de esta solicitada a su persona. Me permito dirigirme a usted con total sencillez, humildad, confianza y respeto, pues es lo que usted me inspira. Soy una de las “doñas” de las que a veces hace referencia con tanto cariño y me gustaría supiese qué me lleva a elegirlo como mi representante a nivel gubernamental.
Soy madre y esposa y como tal me preocupa el bienestar futuro de mi familia. Soy también desde hace años instrumento “del de arriba”, para quien trabajo con mucha fe y devoción de servicio. Por supuesto que por ello también me interesa el digno bienestar físico y espiritual de todos mis hermanos uruguayos y... por qué no, del mundo entero.
En la vida he aprendido a no ver la pelusa en el ojo ajeno, porque antes tengo que sacar la que llevo en los míos. He aprendido la humildad que nace del sufrimiento, el dolor de aquellos que padecen injusticias, pobreza, abandono y desesperanza a veces. He aprendido a levantarme tantas veces como me he caído, pues nunca lograron matar mi esperanza; más bien me fortalecieron. Otras veces sentí que me robaban la fe, pues cuando el hambre y la falta de trabajo nos acechan, se hace difícil creer, pero a pesar de todo en cada prueba me enriquecía y pedía a Dios no olvidarme lo vivido.
Me duele la discriminación, la desigualdad, el enriquecimiento de algunos y la pobreza de tantos en esta querida Patria Grande que es nuestra América Latina. Pero a este mundo lo hacemos mejor, como dijo usted, si empezamos por la vereda de casa.
Creo en Dios, ser supremo que nos regala la vida, “don sagrado”, creo en aquellos que anónimamente trabajando luchan por algo mejor. Creo en las pequeñas y simples cosas de todos los días, creo en el mañana, los niños, los jóvenes y los otros que hacen de este paisito el mejor lugar del mundo.
Me hubiera gustado decírselo personalmente, pero felizmente no pude debido a la gran fiesta que vivimos muchos sanduceros con su presencia. Vamos Pepe.
Doña de Paysandú
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Aunque más lentamente de lo deseado, el río vuelve a su cauce y a la normalidad. Se vuelve también normal el flujo de la población hacia los paseos de la costa. En tanto se aprecia un esfuerzo de la Intendencia por la limpieza de sus calles, no así en cambio en el tránsito, ya que se sigue con los mismos vicios e infracciones de siempre. Hace cinco años que no veíamos inspectores en la zona, pero sí aparecieron cuando la cota del río alcanzó los 8,50 metros y se anunció un rápido repunte hasta los 9,60 metros. La preocupación y ansiedad de los pobladores de la zona afectada se hizo manifiesta en la recorrida y cálculos por la invasión del agua a sus predios.
Con esa recorrida lenta y sin tráfico aparecieron los inspectores municipales multando a los desprevenidos conductores que no llevaban sus cinturones de seguridad puestos. Hubo que pagar 457 pesos por parte de quienes hace más de cinco años soportan frente a sus residencias las tremendas picadas, los escapes libres, motociclistas sin casco, sin luces, etcétera. Es una clara demostración de injusticia y muestra la incapacidad de los directores municipales que no han podido con el caos existente en el tránsito de Paysandú. Con ejemplos como el nombrado seguiremos en la misma senda, con accidentes y molestias permanentes a los sufridos habitantes sanduceros.
Ma. Teresita
LA VOZ DEL PÚBLICO
Algo para reflexionar: Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo. “El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso, mi querido amigo, es el fin de cualquier nación. No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”. (Dr. Adrian Rogers, 1931).
Así se expresaba brillantemente el Dr. Adrian Rogers en 1931. 78 años más tarde, bien nos puede hacer reflexionar hoy, en 2009. Tengámoslo en cuenta en nuestro país, con nuestras autoridades y con nuestra gente.
Elbio
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