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Paysandú, Lunes 04 de Enero de 2010

Nicolás Lodeiro sueña: “voy a ir al Mundial”

Deportes | 04 Ene El pibe te sigue mirando de reojo y agacha la cabeza cuando te habla. Sigue siendo el mismo de siempre, aunque alguno puede pensar que un tipo que habla por teléfono con un zapato de fútbol de color verde fosforescente para avisar cada vez que hace un gol, no puede estar muy cuerdo que digamos.
Pero nada está más lejos de la realidad. Nicolás Lodeiro sigue con los pies sobre la tierra más allá de que se hable que su pase vale millones, de que se ha transformado en la gran figura del fútbol uruguayo y de que en 2009 convirtió en oro prácticamente todo lo que tocó.
El hacedor de magia con la pelota ha transitado mucho camino pese a sus jóvenes 20 años y, tras aquel tímido debut ante Fénix, el 19 de agosto de 2007 de la mano de Daniel Carreño como entrenador de Nacional, es la gran figura que transita las canchas del fútbol uruguayo. Y se dio el lujo de ser considerado el segundo mejor jugador de América detrás de la Brujita Verón.
No es poca cosa para un Lodeiro que sigue disfrutando de sus amigos, de su familia y su Barrio Jardín como cuando tenía 12 años, cuando tomó la decisión de dejar todo por un sueño y se fue de casa rumbo a Montevideo, con un bolso lleno de esperanza.
Ahora todos los miran diferente, aunque para muchos siga siendo aquel niño que retozaba en la plaza Lavalleja con la pelota en los pies. O al que le brillaban los ojos cuando llegaba la hora de practicar con Barrio Obrero o luego Bella Vista en el baby fútbol.
Y es verdad: el pibe te sigue mirando de reojo y agacha la cabeza cuando te habla. Pero está más suelto a la hora de atender el teléfono o hablar con un grabador de por medio; ahora no es necesario sacarle las palabras con un tirabuzón, producto lógico de una madurez que llegó no solo adentro de la cancha, sino también afuera.
“Me cambió la vida”
Pero está a la vista que la vida le cambió. Cuando el periodista de EL TELEGRAFO llegó a su casa, Nico recién se levantaba. Mientras accedía al pedido de cruzar a la plaza Lavalleja a sacarse alguna foto, un vecino entrado en años lo encaró para felicitarlo y hacerle el pedido de una camiseta para un tocayo de Nico; y mientras hacía la nota tuvo que cortar el diálogo para sacarse una foto con un tímido fanático que bajó de una camioneta blanca.
“Así es todo el día”, asegura entre risas cuando se le toma el pelo con la fama. “Si me cambió la vida? En un 100%. A mí me gusta quedarme con papá y mamá en casa, o sentado con mis amigos, pero ahora fui dos veces al centro. Una con mi hermana para buscar unas cosas de cotillón para su hija y no solo se llenó el local sino que ¡afuera había gente esperándome! Compramos en tres minutos y estuvimos más de media hora firmando y sacando fotos. Me cambió todo incluso con los vecinos que antes me veían todos los días. Ahora van a casa, sacan fotos, me llevan familiares… Pero uno lo disfruta porque quiere decir que uno hace las cosas bien y no solo adentro de la cancha sino como persona, que es lo fundamental. Y yo no le puedo decir que no a un autógrafo o una foto cuando es mi profesión”.
La charla, más que entrevista, fue distendida como siempre, ahora a la sombra de uno de los árboles que pueblan la plaza Lavalleja, mirando directamente al Barrio Jardín. Así, en ese contexto, Lodeiro confesó que “será difícil vivir un año como este”, haciendo referencia a un 2009 que se terminaba en cuestión de horas.
Si es por la plata…
“Fueron muchas cosas las que pasaron, por suerte todas lindas. ¡Hasta la distinción como el segundo mejor jugador de la Copa Libertadores después de Verón! Son sueños que uno se había planteado y de a poco se fueron cumpliendo, dándose cuenta que hice las cosas bien desde que me fui de Paysandú hasta ahora; no fue irme a pasear sino a buscar esto, y ahora siento que conseguí cumplir varios sueños. Pero también sé que viene la parte más difícil, que es mantener este nivel. Eso es lo más difícil, por eso quiero seguir jugando la mayor cantidad de partidos para poder ir al Mundial”, aseguró el jugador.
Con ese objetivo es que Lodeiro hace oídos sordos a las millonarias ofertas que se escuchan acá y allá. Hoy prefiere quedarse en Nacional y ganarse un lugar en la selección. “Es que quiero jugar –asegura sin dudarlo— e irme por ahí significa que el técnico me conozca poco, o que los cuadros estén armados porque siguen jugando, o el equipo ya está formado. Y si me voy tendré que pagar derecho de piso. Confío en mis condiciones y sé que puedo jugar en cualquier lado porque no me gustar a pasear. Pero en Nacional estoy cómodo, jugando todos los partidos; ahora tendremos el Clausura y la Copa, vamos a jugar dos partidos en una semana y es un ritmo impresionante el que voy a tener. Y estaré cerca del Maestro Tabárez, porque quiero que vea que estoy haciendo las cosas bien como para ganarme un lugar en el Mundial”.
Por eso, tiene claro que “si uno se deja llevar por la plata me hubiese ido hace rato, el año pasado. Pero lo que busco es jugar, conseguir cosas con Nacional. Hay un lindo plantel y estamos ilusionados con la Copa, tenemos esa ilusión de ganar un título internacional. Y eso es lo que más quiero”.
Redobla la apuesta
Pero este 2010 puede depararle al sanducero la posibilidad de estar en el Mundial, después de haber vivido la experiencia con la Sub 20. Sudáfrica está cerca, algo que nunca se imaginó antes de aquella citación para estar a la orden en los dos últimos partidos por el Repechaje.
“No podía creer. Había ido al sicólogo, estaba tomando unos mates mirando fútbol y me llaman de una radio para avisarme que había sido convocado. A partir de ahí me llamó mucha gente pero nada oficial, así que estaba con esa intriga. No sabía qué hacer porque no lo esperaba ni lo creía, y estuve un rato pensando si sería verdad o me estaban haciendo una broma”, recuerda.
Aquel primer paso con la mayor fue “una gran alegría”, no solo por haber sido convocado “sino por el momento: no era para los primeros partidos, era para los dos últimos, para dos finales. O nos iba como nos fue, o eran cuatro años más de sufrimiento. Fue un momento complicado para el que me tuvieron en cuenta y eso sumó para que uno se emocionara”.
“Cuando Tabárez me citó quería ganarme un lugar para jugar, no quería estar ahí solo para formar el grupo o hacer experiencia. Si me había citado fue porque entendía que podía jugar, y por suerte el cuerpo técnico me dio confianza. Y las cosas me salieron bien”, afirmó.
“Voy a ganar un lugar”
Pero ahora Lodeiro va por más. “Tengo la seguridad de que voy a ir al Mundial, que voy a ganarme un lugar. Me gusta entrenar, cuidarme y dar el máximo. Y ahora tengo la posibilidad de vestir la camiseta de la selección en un Mundial… Hay muchas cosas que te motivan para llegar de la mejor manera”.
Por lo pronto, ya se imagina a Uruguay en Sudáfrica. “La serie está linda. Sea cual sea el rival va a ser complicado, por algo es un Mundial. Pero en el fútbol de hoy no se gana de afuera ni mirando los rivales, o con la historia o la camiseta. Hoy una selección que clasificó como nosotros en el Repechaje te puede ganar, pero le podemos ganar también a una selección que haya clasificado primera. Todas las series son complicadas pero la nuestra tiene selecciones que entraron como nosotros, de Repechaje”, explica Lodeiro.
Para el sanducero, el primer gran objetivo debe ser “pasar de fase”, y sobre todo disfrutar. “No tenemos más presión, como sí hay en las eliminatorias porque jugás con eso de que podés quedar afuera del Mundial. Y ahora vamos a intentar disfrutar, que es lo principal. Sin presión las cosas van a salir mejor porque se puede jugar con otra soltura”, sueña el volante tricolor.

JUGADO AL PING PONG
El debut contra Fénix. “Debuté con Carreño como técnico, con la 6 en la espalda porque no había más remeras… ¡parecía un lateral izquierdo! No quería dar la pelota, ¡estaba con unos nervios!”.
El primer gol. “El primer gol fue contra Progreso. Estaba en el banco, Pelusso sacó a Liguera y me puso. Terminamos ganando 1 a 0”.
El mejor gol. “Sin dudas el del clásico. Era lo que me faltaba. ¿Te imaginás? Por más que hubiera salido campeón de todo iba a estar triste si no le hacía un gol a Peñarol. Es que uno es hincha de Nacional y lo que más quiere es hacerle un gol a Peñarol”.
El gol que no fue y pudo haber sido un golazo. “Fue contra Nacional de Paraguay, por la Libertadores. Driblé al arquero y por querer acomodarme le terminé errando al arco: la pelota pegó en el palo y salió”.
El mejor partido. “El clásico del Apertura, sin dudas”.
El partido que no tendría que haber jugado. “Aquella final del Uruguayo cuando me echaron. La primera pelota me salió mal y la segunda también; me sentía cansado, ahogado, y cuando miro el reloj apenas iban 10 minutos. No sabía qué hacer. Encima íbamos ganando, pierdo una pelota de gol y ellos nos empatan. Y después me echan. Ese día me salió todo mal”.


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